Catalogo monumental artístico de 1917 de Ciudad Real (3)


Catálogo monumental artístico de España provincia de Ciudad Real. Madrid, 1917. Portuondo, Bernardo

CIUDAD REAL

VASOS, TERNOS, ALHAJAS Y RELIQUIAS.-Fue muy rica esta Iglesia en esos efectos, contándose entre ellos dos aderezos, uno compuesto de una cruz y pendientes con un lazo de diamantes, regalado a la Virgen de la Guía en el año en que se doró su retablo por don Antonio Treviño y Carvajal, y el otro de esmeraldas y perlas, regalo también de persona ignorada; y uno diadema de plata con ráfagas sobredoradas de 7 onzas y 13 adarmes de San Francisco Javier- Lo poco que hoy queda pasó a las -Franciscanas para su custodia, con motivo de un robo a principios de siglo.

En cuanto a las reliquias, en 1599 fue autorizada por el Papa Clemente VIII, la extracción de los cementerios de Roma y de varias iglesias de España de reliquias para este templo y se trajeron muchas, entre ellas un lignum crucis, guardándose éste en un arca hecha para ese objeto de madera dorada guarnecida de carmesí, chapeada de florones de plata, es una cruz de plata con cristales, en cuyo interior está un agnus de cera blanca, y pegada al mismo la reliquia. Otras había en dos cabezas de madera dorada a modo de bronce, y otras en dos redomas de cristal, la una montada en plata y la otra con un pie y corona de madera dorada. Todas se encerraron en el arca al principio mencionada, bajo cuatro llaves. Se guarda ésta en la capilla del Sagrario, (Hervás). Hay también un terno antiguo de terciopelo, con alegorías de San Pedro y San Pablo, de verdadero valor.

EXTERIOR, TORRE Y PORTADAS.-De lo más notable de la Iglesia son las tres puertas, especialmente la de Poniente, frente a la Cárcel. Forman el arco de ésta cinco grandes ojivas en degradación, tan anchas y rebajadas en el vértice que apenas se percibe éste, lo que ha dado lugar a que por muchos se haya creído que los arcos eran de medio punto. A ello cabe observar, aparte del hecho mismo contrario, que, si bien es evidente que en la ornamentación de esta puerta y en esas mismas condiciones de las ojivas se aprecia patente el propósito de darle sabor románico, también se comprueba la resolución de que aparezca en toda ella el rastro del estilo principal, del comenzado decadentismo ojival, no llevando aquél matiz al extremo de poner los arcos enteramente redondos, que hubieran implicado ya, o una vuelta demasiado franca y tardía al románico, o un anticipo inadmisible, por lo prematuro, del Renacimiento. Son, como decimos, a nuestro parecer, ojivas apenas perceptibles. Sus archivoltas van ornadas de pequeños florones, crucíferas y rosas, crucecitas y dientes de sierra; la más exterior va rodeada de molduras algo toscas semejando, rudimentarias cardinas, y remata en la parte superior con una pequeña cruz, que, aunque en rigor es latina, casi tiene proporciones de griega, los estribos laterales o jambas son dos series de medias columnitas delgadas que enlazan el adorno de sus capiteles, en fitaria, formando una banda que se extiende luego por la fachada a ambos lados de la puerta hasta los próximos contrafuertes; aunque borrosos y carcomidos los motivos vegetales no son demasiado toscos; por debajo de los pedestales de las columnitas, muy deteriorados, corre un basamento sencillo de medio metro de altura. A los lados de la puerta hay dos repisas sin imagen ni doselete.

Como se ve por esta descripción se trata de una portada hecha en pleno estilo ojival, recién terminado el segundo período con propósito de recordar en muchos puntos el arte bizantino, equilibrado con manifestaciones del estilo contemporáneo ojival. Ya queda dicho antes que la fecha de esta portada es de principios del siglo XV.

Encima de la puerta, y dando luz al Coro, se halla como complemento ornamental al propio tiempo, y bien bello, un elegante y delicado Ojo de Buey, pequeña claraboya, cuya tracería es rotativa, de haces curvilíneos, que arrancan tangencialmente de un círculo lobulado central para terminar en la circunferencia exterior del pequeño rosetón- Esos radios curvos semejan en sus molduras verdaderos abrojos, y es evidente el propósito de haber representado con esos elementos en linda composición la corona de espinas del Redentor. El conjunto de puerta y claraboya, con el imafronte de diversa fábrica, ajustado a las sucesivas y parciales reparaciones exigidas para la conservación de tan antiguo templo, es muy interesante, sugestivo y típico, mezcla de la fuerte, sana y jugosa ingenuidad románica con el ya más refinado, atildado y aún aferninado en su época última, arte ojival.

De las dos puertas laterales, en la Umbría o del Norte, formada también por arcos en degradación, son estos arcos ya bien marcados ojivales, aunque de ojiva algo ancha como corresponde a su tiempo; su adorno consiste en llevar su arco interior el intrados dentellado, (recuerdo arábigo, inspirado como el de la puerta de Toledo, en la mixta condición cristianomora de los habitantes de Villa - Real), y solo en la primera archivolta se ornamenta con pequeños floroncitos rodeando la línea exterior del arco molduras análogas a las de la Puerta del Perdón. Esta puerta muy elegante, delicada y bella, marca aún más que la del Perdón su época de principios del siglo XV.

La puerta del Mediodía, la menos importante sin duda alguna, presenta, al contrario, una primitiva sencillez en el arco, que, a no ser por las claveteadas puertas de recargado dibujo, la harían parecer más antigua que las otras siendo de la misma época en realidad.

A este lado de la Iglesia, sobre el ensanche de la lonja circundante caen las ventanas de la nave, y de la Capilla de Coca y la torre; las primeras son ojivales con un parteluz cada una y con los arcos y tracería deformados del tercer período; la ventana de la capilla es por fuera como por dentro ojival, con profuso arabesco en torno.

La torre es sencilla y bien proporcionada, sin ser grande, y armoniza bien con la arquitectura de este templo, de carácter algo más robusto y severo de lo que en realidad corresponde a su tiempo; se agrupa bien la masa de la torre con el conjunto algo accidentado, por los diversos cuerpos de que se componen las fachadas de la Iglesia; pero lo que disuena y produce impresión violenta de desagrado es el desgraciadísimo chapitel con que, a fines del siglo XVIII, se coronó, sustituyendo su antigua cubierta, análoga a la también cambiada de la Catedral. Por la figura se forma idea de este verdadero dislate artístico- El exterior en conjunto de esta Iglesia hacia la Umbría resulta algo caótico, por las sucesivas obras de reparación que han requerido en la fachada de la fábrica la adición de cubos contrafuertes de excesivo grosor, que dan una deplorable visualidad estética. Mejor aspecto tienen las otras dos fachadas. En el orden arqueológico-artístico, sin embargo, como hemos dicho, interesa mucho y atrae este monumento por el espíritu de época de muchos de sus miembros y el rancio sabor de su aspecto general.

Para terminar diremos que a esta iglesia está adscrita la Hermandad de la Paz y Caridad que auxilia a los reos, la cual tuvo origen en las cuadrillas de Don Gil, (base también como se ha dicho de la Santa Hermandad), uno de cuyos compañeros desempeñaba esa misión con los salteadores aprehendidos por aquellas fuerzas y condenados a morir. Son anejos a esta parroquia Santa María de Alarcos y la Capilla de la Soledad y San Juan de Dios. En ella se conservan, en el libro Becerro insertadas, las interesantes constituciones del Cabildo y Clerecia de la ciudad, aprobadas por el Arzobispo Fonseca en 1532. (Quadrado).

PARROQUIA DE SANTIAGO

Está situada en la plaza de Santiago, formando con la Catedral y San Pedro un triángulo centrado al perímetro de la ciudad. Se ha pretendido con este motivo por algunos, sin verdadero fundamento, suponer que las tres iglesias fueron erigidas simultáneamente al fundar la Villa; pero hoy los autores más competentes niegan esa idea poco verosímil ya a primera vista. Lo, natural es que al fundarse Villarreal, tuviese ya la aldea preexistente su ermita, que ensanchada fuese la primera Iglesia de la Ciudad; y claro es que el probable emplazamiento del tradicional pozo marcará el sitio de ese primitivo casería e Iglesia. Ahora bien, los dos lugares que a dicho pozo se asignan como probables al principio de este artículo caen en la proximidad o en el mismo emplazamiento de Santa María y la ermita convertida por Alfonso X en Iglesia, por tanto, parece que debió estar situada en dicho barrio y problamente donde hoy la Catedral; y que dicha ermita ampliada, de la que hoy solo queda en Catedral quizás la Puerta del Perdón, fue la primera Iglesia de Villarreal; de ello también es algún indicio su consagración a la Virgen, dado que a la conocida devoción Mariana en la Edad Media en España debía corresponder como regla general la advocación de Santa María dada a su primer templo en cada pueblo. Es probables también como otro indicio más en corroboración de lo dicho, que cerca de la primera parte poblada de Villarreal, antiguo caserío se proyectase y construyese la primera puerta de la nueva ciudad, a fin de que respondiese a la más fácil comunicación con Castilla de sus habitantes, cuanto a la mejor defensa de la puerta misma con la vecindad de múltiples construcciones y recursos en hombres y materiales; y esa primera puerta es sabido que fue la de Toledo- En suma, que el probable emplazamiento del Pozuelo Seco, con la efectiva situación de la Puerta de Toledo, la antigua situación de Alarcos, también hacia este lado, y la misma advocación de Santa María del Prado, abonan la creencia de que la primitiva ermita, e iglesia luego, se hallase en las cercanías de la actual Catedral o en su mismo terreno. Confírmanlo también como probable conjetura la situación del Alcázar que debió colocarse a la parte opuesta de lo ya poblado por las clases más humildes en busca de mayor espacio y de cierta separación entre estas clases y las más aristocráticas, y procurando también formar otro centro defensivo opuesto al de la Puerta de Toledo y caserío anterior- Pero claro es que de todas suertes la Catedral de hoy en su casi totalidad es la última edificación de las tres iglesias- Formado pues, probablemente el primer núcleo importante de población en el Barrio de Santa María opuesto al Alcázar que está en el de San Pedro, con aquella primera iglesia bastaría al pronto para los cristianos; pero enseguida, (pues se sabe que el desarrollo de la villa fue muy rápido), al aumentar los habitantes de ese barrio popular, algunos cristianes se irían adentrando en dirección al espacio que quedaba libre por fuera de la parte aristocrática, o barrio del Alcázar, y hubieron de venir para ello al actual barrio de Santiago, en que, como sitio único, también adecuado, se habrían aposentado ya los judíos, poco amigos de vivir entre cristianos y moriscos, constando que, después de su mengua por la inquisición (1484 y 1485), en 1590 se elevaba la judería de Villarreal a 523 habitantes (Hervás). Ya en este lugar los cristianos a fines del mismo siglo XIII, pudieron, aprovechando la circunstancia de que existiera allí como antiguo torreón de avanzada, atalaya y defensa del Pozuelo, según supone, y a nuestro juicio no sin razón, Ramírez de Arellano, (Lo creemos así, a parte de otras consideraciones que a tan ilustre arqueólogo han sugerido su idea, porque es muy probable, como queda dicho, que la primitiva ermita del Pozuelo se hallase en el interior del caserío de ese nombre que ocuparía un perímetro próximo a la puerta de Toledo, y que esa ermita fuera desde luego dedicada a Santa María, pues es sabida la devoción extraordinaria a la Virgen en la Edad Media; que existiendo ya esta ermita se convertiría en Iglesia al fundar la villa en 1255, y que es poco creíble que la naciente población sin gran necesidad de momento, puesto que ya contaba una Iglesia, se resolviese y tuviese medios para erigir dentro del mismo siglo XIII la de Santiago (que es como veremos de ese siglo), si esta obra no se hubiera encontrado allanada de antemano en su parte más importante y costosa con la existencia de ese torreón, (acaso de los principios del siglo XIII fecha inmediata a la destrucción de Alarcos que dejó indefenso el Pozuelo), cuyo torreón, por otra parte, no corresponde tampoco por su robustez y dimensiones a lo que la pobre iglesia de Santiago pudo ser en su principio. Hasta la advocación misma de la Iglesia pudo guardar alguna relación con ese origen militar- No pretendemos, claro está, erigir estas observaciones en demostración cierta, ni mucho menos, sino ilustrar una conjetura que nos parece muy verosímil, sobre todo si se añade que acaso pusieron este torreón a un lado, la primitiva ermita al otro y el nuevo Alcázar en el fondo constituir en la mente del fundados los vértices de un triángulo que sirviera de base para determinar el perímetro de la villa, considerando los tres puntos como los tres futuros centros de población en su recinto) la actual torre de Santiago, sentirse estimulados a completarla con la adición de una sencilla iglesia, surgiendo de aquí la actual de ese nombre, que tiene en efecto el sello de pobreza y antigüedad muy marcado, siendo a nuestro entender, como veremos, del mismo siglo XIII, y por tanto la más antigua construcción hoy existente de los tres templos principales de la Ciudad y su torre contemporánea de la primitiva ermita del Pozuelo. San Pedro debió obedecer a una génesis más lenta, como había de serlo el desarrollo de la aristocracia Villarrealenga; ase lo confirman sus caracteres, que, como hemos visto, y muy acertadamente se dice el Sr. Arellano, la clasifican como del siglo XIV, y aún de fines de éste, a pesar de cierta robustez de estructura, con múltiples obras del XV. Resulta pues el templo de Santiago el más antiguo hoy existente en Ciudad Real, y a ello responde su aspecto de vetusted y sencillo arcaísmo aunque todavía sólido.

Desde su fundación fue Santiago de tres naves comunicadas por cuatro arcos formeros a cada lado, apuntados, de factura modesta y primaria, que se reconoce en sus vértices agudos y de áspero encuentro a la manera de las ojivas lancetadas, tan comúnmente empleadas en aquél sigloXlll, con la variante sin embargo de que en este caso (con excepción de los del crucero algo estrechos en la base), los otros tres arcos llevan los estribos muy apartados y demasiado bajos.

No son estos tampoco de la verdadera forma del estilo (pilares redondos con columnas adosadas de mayor elevación), sino muy bajos y rudos machones octogonales que recuerdan mucho la pesadez de las pilastras y apoyos románicos, lo mismo que los capiteles. Estos capiteles son unos de follage y otros torales ocultos por la cal y pintura pero viéndose que se diferencian del estilo ojiva¡ en que la fitaria en este estílo se desarrolla en mayor altura vertical lo mismo que el tambor del capitel mismo.

Unase a esas reminiscencias la sencillez de la bóveda absídal y una ventanita románica del crucero y podrá asegurarse que con tanto resabio románico y sus características ojivales del primer período no puede dejar de corresponder esta iglesia a los principios de este estilo en la región, lo cual unido a las inducciones antes de talladas de carácter histórico nos confirman en atribuir el templo a fines de dicho siglo XIII, ya que sus expuestas condiciones no permiten suponerlo posterior, y que no es verosímil tampoco que en los dos primeros tercios del siglo hubiese para el pequeño caserío del Pozuelo, ni para la naciente Villarreal dos iglesias, no autorizando nada a suponer que el caserío ocupase el emplazamiento de Santiago, ni menos que tan humilde aldea tuviese una iglesia con torre tan importante (Ramirez de Arellano parece que considera que solo quedan de la antigua construcción los ábsides y el presbiterio y que la torre misma sólo es de últimos del siglo XIII muy transformada además. Aún con el mayor respecto a tan ilustre arqueólogo, no nos decidimos en este punto concreto a seguirle como en tantos otros. Entendemos que los arcos y sobre todo los machones de la nave y la ventana románica de transición son de la primitiva iglesia sospechando que no debe haber exactitud en la cita al atribuir al Sr. Ramírez de Arellano opinión contraria, puesto que él mismo ha sostenido con razón, que la torre debió ser un antiguo torreón defensivo del Pozuelo, y este ya a fin del siglo XIII formaba un simple barrio de Villarreal. En cambio es interesante el recuerdo que hace de que en el siglo XVI, se tapió las ventanas de los ábsides que eran unos ajimeces de forma tancetal y probablemente con celosías de piedra que una restauración inteligente podría descubrir).

La bóveda actual, de cañón de la nave central es postiza y falsa, de cañizo recubierto de yeso, insignificante artísticamente, desde luego, y construida dos metros más abajo de la anterior techumbre, ocultando el artístico artesonado de ésta, de armadura de lazos a cuatro tallada durante el último tercio del siglo XIV. Lo describe así Ramírez de Arellano, y así se conserva hoy, según hemos podido, no sin trabajo, apreciarlo: «Tiene un almizate central muy cuajado de lazos de a cuatro formando estrellas, y la labor de este almizate se corre por las descendidas en tres fajas, una central y otra en cada extremo, de la techumbre, más estrechas las extremas- Los centros o fondos de esta labor, tanto en lo ornamentado como en las descendidas, están estofados, dorados y pintados, brillantes colores en dibujos geométricos unas, y de flores y hojas otros, y si bien esta parte pictórica, que es a la morisca, se halla bastante deteriorada no es imposible su restauración. Los nueve pares de tirantes que sujetan el artesonado, y que es apoyan sobre caprichosos, variados y amplios canes, están también muy hermosamente decorados con pinturas a la morisca- El almarbate, o sea, el friso se compone de dos líneas de tabicones en los que alternan los escudos de armas de Santiago, Calatrava y el blasón de los Núñez de Godoy, que es el que nos induce a deducir con precisión la época en que construyó, es decir que fue costeado por e! gran Maestre don Pedro Núñez de Godoy. Este techo se podía restaurar para dejarlo al descubierto, primero en el maderámen y luego en las pinturas, que es más costoso. Entra la bóveda actual y el artesonado, sobre el arco toral hay un rosetoncito bien conservado aunque con algún desperfecto, compuesto de un rosetón central lobulado y cinco o seis (son ocho medios), alrededor, por donde recibía la Iglesia misteriosa y gratísima luz- (2)

«Las tres naves terminan en otros tantos ábsides, los dos laterales rotos en sus fondos, para dar paso a dos capillitas empotradas construidas en la época en que se restauró la Iglesia; los tres están cubiertos por bóvedas radiadas poligonales sencillas, apoyándose los nervios de los rincones en medias columnas partiendo del pavimento y los intermedios en otras medias columnas arrancando de la mitad del muro, sobre ménsulas muy curiosas representando medias figuras humanas, hoy casi borradas todas como en muchas partes del templo a fuerza de capas de cal y pintura, que se ha acumulado sobre las labores adulterándolas o borrándolas con pésimo gusto. Debería quitarse en esta iglesia la cal que recubre las labores antiguas, con lo que se encontrarían quizás pinturas interesantes y se prevendría la ruina si hubiese grietas ocultas». En la Capilla Mayor hay un regular retablo, con la imagen muy aceptable del Apóstol. Las capillas laterales antes citadas abiertas en los ábsides nada ofrecen de particular, como no sea en la del Evangelio un retablo barroco, ejemplar profuso de la ornamentación del estilo. En el crucero hacia la nave del Evangelio está la interesante ventanita románica de transición a que antes hemos aludido, la cual se ve mejor desde el exterior del muro. En el coro a los pies de la Iglesia, que es del Renacimiento insignificante y pobre se ve un cuadro aceptable de la Purísima.

IMAGENES, TERNOS y METALES.-Santa María de la Blanca. Se halla en tosca silla que casi parece una arqueta, sentada, y adorna su cabeza la tallada cabellera sobredorada como la del niño, aunque su rostro de óvalo alargado y nariz delgada, ostenta cierta incorrección en algún detalle y carece de expresión definida, (hieratismo relativo de su época), no está exento de gracia, ni deja de manifestar suave y candorosa sencillez. El niño tiene más expresión, de alegría inocente, en su cara un tanto redonda. La madre viste túnica y manto algo tosco y de escasos pliegues todo él tan admirablemente dorado que se conserva en estado casi perfecto, tiene unido al pecho izquierdo el niño, de no mala ejecución; bendice éste con su mano derecha, sin que se pueda saber cuál fuera el atributo bendecido, sino por inducción, ya que si la imagen es del siglo XIII, como diremos, debía ser aquél una manzana, y en la izquierda se ve, por la posición de esta mano plegada y con los dedos rectos, que debió sostener el libro de la Ley. Hoy día con la restauración de la imagen, la madre, a más de habérsele repintado la cara, perdió el brazo derecho sustituyéndole con una mano grandísima para que pudiera sobresalir a través del manto postizo de tela con que se había de vestir. La mano izquierda que sostiene al niño, es muy tosca, pero de buen tamaño; la colocación de los pies de madre e hijo es defectuosa- Se halla vestida ahora con un manto de brocado amarillo bordado en plata del siglo XVII- La imagen tiene 80 centímetros de alta, quitados los ropages que fingen estar de pie- La precedente descripción bien demuestra nuestro aserto, de que la Virgen es del siglo XIII, y aún puede añadirse que de principios del siglo. La historia interesante de esta imagen es a grandes rasgos la siguiente: En 1212, después de la batalla de Las Navas, vuelven los caballeros de Calatrava a la primitiva ciudad de este nombre, y cercana a la muralla que mira a la arruinada villa habilitaron su iglesia, dedicándola a Santa María de la Blanca, erigiendo allí, en modesto nicho que aún permanece, la imagen, la cual quedó después del traslado de la Orden en su pequeña Iglesia.

Una tradición poco verosímil supone que unos pastores encontraron la imagen de la que se incautó la clerecía de Ciudad Real merced a una donación de la Orden. En el siglo XVI el Consejo de Ciudad Real decía deber la posesión de ese Santuario a una antigua concesión de la Orden, conservando ésta la jurisdicción. Desde antiguo, dice don Inocente Hervás, de quien tomamos estos datos, hasta los últimos años del siglo XVIII la ciudad recurría siempre a Nuestra Señora de la Blanca, que traía el Ayuntamiento a la parroquia de Santiago, pero en el siglo XVIII disminuyó este culto, aumentó el del Prado y la ermita amenazaba ruina, por lo que, después de una tentativa a la que se opusieron los vecinos de Carrión, logró Ciudad Real traer la imagen y construir su capilla en esta iglesia. Buenas imágenes son también en cuadros, la escena de la aparición de la Virgen a San Ildefonso, de gran tamaño, en la Sacristía, y en esculturas, un crucifijo del ex-convento de Santo Domingo, una Dolorosa en la capilla de la Epístola de sentida expresión y correcta factura que se ha querido suponer de Montañés, aunque no cabe asegurarlo, y San Antón muy reformado procedente de el exconvento de su nombre- También en la Sacristía hay cuatro curiosos cuadritos antiguos pintados sobre piedra. Se conserva entre otros, de los siglos XVII y XVIII, un buen terno de tissú de oro, con menudas flores divinamente bordadas y conservando con gran frescura sus colores, y del siglo XVII una cruz parroquial de plata de interés.

EXTERIOR.-En su exterior fuera de la torre de poco interés artístico, muestra la Iglesia sus dos puertas ojivales, también más que sencillas elementales, llevando por todo adorno una línea de puntas de día mente: la del Mediodía va precedida de un cobertizo moderno de ladrillo- Hay que reprochar el miserable revoque y chillona pintura pséudo-decorativa.

En la torre estuvo un tiempo el antiguo reloj de San Pedro, construido según la tradición en Alarcos. Ostenta hacia la plaza de Santiago, un ajimez con ojiva exterior y dos arquitos de medio punto en el interior que está bien conservado; las otras ventanas han sufrido grandes reformas para su conservación. Por una escalera estrecha y ruda de caracol se sube al campanario con dificultad. En el recinto de éste se observan, por debajo de la actual cubierta a regular distancia, en los ángulos cuatro pechinas que debían sostener juzgando por su estructura y material una bóveda de ladrillo octogonal o de media naranja, que debió sustituir a la primitiva cubierta en flecha- El chapitel actual en muy mal estado, es muy vulgar y feo, de poca altura, compuesto de un tejadillo que sirve de base a una pequeña pirámide que lo remata- La torre en su cuerpo es sencilla, robusta y bastante alta. Entre las campanas figura una del siglo XV, en el hueco que mira a Levante; es muy bella, no grande, de forma alargada y esbelta, siendo sus líneas graciosas y elegantes; lleva en dos rótulos circulares oraciones latinas en letras monacales; su cuádruple asa de suspensión está muy bien trazada también y su timbre es gratísimo. No ha sufrido refundición ni reforma alguna felizmente. Según Ramírez de Arellano fue probablemente costeada en 1492 por el Obispo Iñigo Manrique, Presidente de la Chancillería de Ciudad Real, y fabricada acaso por el mismo campanero que fundió la «del Alba» de la Catedral de Córdoba. También hay otras campanas de tradición interesante en los huecos del Mediodía; la mayor, hoy refundida tenía una inscripción que acreditaba haber sido construida en tiempo de Felipe II; la otra del Mediodía procede de 1614 y la del Norte de 1609.

EX-CONVENTOS Y OTRAS CONSTRUCCIONES Y EFECTOS ARTISTICOS DE LA CAPITAL

Entre los ex-conventos, aunque desaparecido, debe mencionarse sobre todo, el célebre de Santo Domingo de fines del siglo XIV- Su iglesia en el mismo siglo consagrada fue antes la Sinagoga de los numerosos y opulentos judíos de Villarreal, y desapareció por desgracia a fines del siglo pasado con los acontecimientos políticos de aquella época quedando como único recuerdo la sillería del coro, que está hoy en la Iglesia de Torralba, y algún otro efecto que citamos en su lugar oportuno (Refiere Delgado Merchán, que por testimonios antiguos se sabe que la antigua Sinagoga por su techumbre, columnas y capiteles, arcos de herradura con sus archivoltas en degradación en las puertas de Norte y Poniente, y los muros de ladrillo y tapia, y por los arcos de herradura y apuntados del claustro (parecida combinación a la de la Puerta de Toledo) tenía marcado el estilo arábigo adoptado por los Judíos españoles). Los Mercedarios descalzos es hoy Instituto de Segunda Enseñanza, a excepción de la Iglesia que, al convertirse Santa María del Prado en Catedral del Obispado Priorato, vino a sustituirla como parroquia con igual advocación. El antiguo Monasterio de Franciscas observantes y Capilla de la Soledad son ahora oficinas provinciales. San Juan de Dios cuya iglesia, del siglo XVIII, guarda algún cuadro de algún interés se ha destinado a Escuela Normal de Maestras y Maestros. El Convento de Carmelitas Descalzos (extramuros), lo ocupa el Hospital provincial y es de principios del siglo XVIII. Por último, hay tres Conventos de monjas: Carmelitas del siglo XVI, Dominicas de principios del siglo XV que tiene artística apariencia en su antigua portada y los altos y redondos contrafuertes de su muro de fachada; y Santa María de Jesús, Concepcionistas o Franciscas, del siglo XVI. El Convento de San Francisco, fundado a mediados del siglo XIV, se convirtió en Hospital en 1860- Del siglo XIV solo quedaba ya hace algún tiempo un resto de la portada que debió ser la de ingreso a la primitiva Iglesia del Monasterio; lo demás desapareció antes para convertirse en el Cuartel que hoy lo ocupa- No hace mucho se conservaba también al decir de Hervás, la Virgen de la Correa, de mármol, como buen ejemplo de la escultura cristiana del siglo XVI. San Antonio Abad es una iglesia de principios del siglo XVIII, sin otra importancia que su relativa antigüedad. La Cárcel antigua, denominada entonces de la Hermandad, tiene salas en las que se juzgaba a los delincuentes- Conserva una antigua portada pintarrajeada, muy abandonada y con una lamentable leyenda puesta con más moralidad de intención que gusto literario (En la capilla existía un altar con el frontal de Talavera, el escudo de la Hermandad y dos cuadrilleros a los lados).

Existe, relativamente moderno, pero digno de mencionarse por su suntuosidad como vasta construcción el Hospital del Cardenal Lorenzana que costó un millón de pesetas, lo que da idea de su importancia.

Muchos edificios particulares, a veces pobres, se adornan con escudos en las portadas, siendo las más curiosas puertas las de la casa de la calle del Lirio número cuatro y la del Pozo del Concejo.

En la primera se admira en el interior de un cercado dando entrada a una moderna construcción un hermoso arco mudéjar, lo que ha hecho suponer a algunos, como Merchán, que lo razona en su obra ya citada, que estuvo allí la antigua cárcel de la Inquisición, a cuya opinión opone Arellano que tal edificación menos la portada es del siglo XIX, y que todo hace sospechar que en el corto tiempo( dos años), que residieron los inquisidores en Ciudad Real reuniéndose en el Convento de Santa Domingo, y los presos ocuparían una de las cárceles que les destinara el fuero civil ordinario. No existen realmente datos para precisar una opinión bastante segura en la materia, aún cuando realmente dos años es poco tiempo para que se construyese cárcel especial propia para la Inquisición, ni parece lo más adecuado en un Tribunal de esa índole admitir como portada de su cárcel un arco recuerdo vivo de los infieles.

En la calle de Caldereros existe otra puerta muy curiosa enfrente del lugar que ocupó la Sinagoga; y la más interesante arriba aludida, también mudéjar, del Pozo del Concejo, que lleva en los tímpanos del arco las figuras de un centauro cuyo medio cuerpo humano se cubre la cabeza con una toca caballeresca, alusión muy verosímil según algunos, a la Orden de Caballería de Calatrava y al otro lado una figura al parecer de león, que vuelve la cabeza hacia el caballero mientras parece alejarse. Esta combinación, a nuestro juicio, puede representar la persecución y guerra de Calatrava contra Villarreal (Recuérdese que el león forma parte de los signos heráldicos de D. Alfonso el Sabio y se cree que figuraban en la Portada del Alcázar), de no ser ambas figuras insignias de la casa de algún Calatravo en cuyo particular escudo figurase la bestia representada en el tímpano de la derecha. Antiguamente tuvo D- Mariano Gil y Alonso, ex-Director del Instituto una colección de objetos artísticos entre los cuales parece que había algo interesante; pero hoy no se conserva.

Para terminar la capital haremos una ligera indicación de algunos de los interesantes efectos reunidos en la Secretaría de la Comisión provincial de Monumentos gracias a los inteligentes cuidados, que, luchando con grandes dificultades, han puesto en ello los miembros de la digna Comisión, y muy especialmente don Emilio Bernabeu, que con gran entusiasmo trabaja por desarrollar estos estudios y conservar la riqueza artística de la provincia- En diversas vitrinas y armarios reúnanse, con algún desorden todavía, por estarse ahora catalogando, entre otros, los siguientes efectos:

-Un considerable monetario que contiene buenos ejemplares Ibéricos, Romanos y de Castilla y también cuarenta y nueve monedas arábigas- Parte de las monedas están encerradas en un cofrecito de hierro con una abrazadera central. Es interesante aunque de tan sencilla y lisa factura que resulta difícil, aún cuando se aprecia su notoria antigüedad, precisar su fecha; parece por esa misma sencillez y aún cierta tosquedad desde luego ajeno al más refinado Renacimiento; debe ser de la época más fría y severa de Felipe II ya que ningún carácter presenta del estilo plateresco ni ojival y menos aún mudéjar, y no tiene tampoco carácter suficientemente antiguo para pertenecer a las formas primitivas y más simples del romano y románico que corresponden a la época anterior a la invasión árabe, antigüedad que no revela su factura. Su cierre de llave pero de un sistema original, está en consonancia con la antigüedad relativa que le atribuimos.

-Dos lámparas halladas en el Puerto del Muradal. Una orcita árabe encontrada en Alarcos.

-Una cabeza de bestia tallada en piedra, cabeza descubierta por don Antonio Blázquez, en las ruinas de Alarcos, de la cual se perciben, aunque algo desvanecidos, un ojo, las orejas y la figura general.

-Dos orzas de barro sencillas, de veinte centímetros de altura halladas en Campo de Criptana.

-Dos urnas cinerarias, con los restos de la incineración, procedentes de Villajos.

Un hacha de bronce encontrada en Torralba (de ella se habla en el artículo correspondiente).

-Ocho hachas de piedra de variados tamaños y formas (una cónica), encontradas en diversos lugares de la provincia.

-Dos pequeñas orzas y buen número de fósiles, de diverso origen.

Se guardan también en el Archivo algunos documentos, citados ya en su lugar correspondiente, e interesantes fotografías de obras artísticas de la provincia, destacándose por ser ya el recuerdo único que queda de ello las que muestran las torres de la Catedral del Prado y del Convento antiguo de la Asunción en Almagro con sus antiguas cubiertas, las cuales permiten establecer las necesarias comparaciones con las actuales en la crítica de éstas.

ALARCOS

RUINAS DE LA POBLACION Y CASTILLO.-Esta desaparecida Villa, cuyos restos son hoy anejos a la capital, fue nombrada en tiempo de los Romanos, según unos Lacuris, y según la lápida de Malagón citada por Cean Bermúdez, Larcuris, se conoció en la Edad Media por Alarcuris, y fue adquirida por Alfonso VI en dote al casarse con la hija de Bernabet Almotamid de Sevilla, perdida después y recobrada por Alfonso VII y repoblada por Alfonso VIII, que la perdió en la famosa derrota de su nombre, recobrándola por el triunfo de Las Navas, aunque sin conseguir ya repoblarla por lo malsano del lugar; lo que dio origen más tarde a la fundación de Ciudad Real.

No quedan del castillo y población más que los cimientos visibles sobre el terreno que circunda la colina. Estos cimientos por lo que hace a la población, no alcanzan gran desarrollo y en cuanto al castillo tampoco parece por lo que se ve, que fuese muy vasto en sus dimensiones; lo que queda nos da la traza de sus torreones, que eran cuatro en las esquinas y cuatro promediando los muros, y subterráneos con dos recintos concéntricos de muralla, todo lo cual como queda dicho no da la impresión de una dilatada fortaleza. Debió pues su valor y el empeño en disputárselo moros y cristianos a su posición admirable militar, tanto por ocupar una altura frente al dilatado llano, cuanto por estar situada al otro extremo de esa llanura Calatrava la Vieja, de cuya disposición resultaba admirablemente protegida o defendida, según los casos, la comunicación entre Andalucía y Castilla (Unos metros al O. de la fortaleza sobre una peña se levantan dos o tres hiladas de piedras de diferentes tamaños y figuras y sobre ellas grandes peñascos afectando la forma de rombos toscos, sin argamasa intermedia, sujetos a modo de cuñas con pequeñas piedras; es de 3 metros de largo por 11 metros de largo el conjunto y parece una construcción ciclópea (Hervás). El mismo autor da cuenta en las inmediaciones de una cueva artificial de piedra y cemento enlucidos y formando dos departamentos cuadrangulares, cegada la entrada al mediodía y solo visibles por dos pequeñas claraboyas).

Quebrantada enormemente la población con la destrucción que siguió a la derrota cristiana, se fue paulatinamente anulando hasta reconocer su completa inutilidad Alfonso X, determinándole a la fundación de Villarreal, que vino a sustituirla, según se relata en la Carta-Puebla que se conserva en el Archivo Municipal de aquella Villa, donde dice que el Rey trató de repoblar Alarcos, pero no pudo, como otros antes: «ca era el lograr muy doliente, e por ningun algo, nin por franqueza que les diesen nin que les ficiesen, no podían hi fincar, ca non podian hi vivir, ca se perdian de muerte».

EL SANTUARIO.-Se halla colocado en lo alto de la colina o cerro de Alarcos, en el interior de un amplio recinto de muros almenados y adosado a uno de ellos, viéndose desde fuera sobre ellos destacarse, una parte de edificación accesoria que en forma de espadaña o de ventanal de doble hueco con arcos de medio punto, estuvo y está consagrada a campanario. Bordea todo el costado libre de la Iglesia actual (lámina 60) un largo pórtico cuya cubierta sostienen toscas columnas de marcado sabor bizantino, con capiteles en tronco de cono invertido y con figuras. La fachada del imafronte lleva como puerta de ingreso un sencillo arco ojival, que muestra bien a las claras su origen del primer período del estilo. Todos estos elementos revelan evidentemente que la actual iglesia, que en lo demás parece tener su origen en el decadentismo del siglo XV, fue precedida de otra más modesta, que, según Ramírez de Arellano, debió ocupar el propio emplazamiento, perteneciente al período de transición del terciario romántico al primero ojival, o bien a este con resabios en la construcción del anterior, en cuyo caso vendría a corresponder su construcción quizás a la fecha de la batalla de Las Navas, al recobrar la ciudad o poco después. Pero, como decíamos, al siglo XV pertenece la mayor parte de la actual Iglesia- Muéstralo el hermoso rosetón lobulado del imafronte, que, aunque desproporcionado, embellece grandemente, elevando su importancia, al edificio- En cuanto al interior, son también de la época las tres naves ojivales, que iban cubiertas de un buen artesonado con sus pinturas, que fue en las obras del siglo pasado cubierto para formar la actual insignificante techumbre. Las columnas en su forma típica de haces agrupados en torno a los pilares con capiteles de zodaria y fitaria bien tallados, son esbeltos- En cambio la capilla absidal tiene también cierto carácter románico- En ella se ve el retablo, que es del Renacimiento con algunas variantes imaginadas, quizás para darle más carácter antiguo en armonía con los elementos románicos de la iglesia, Bastante derruido llegó a estar este templo; se consiguió al fin con grandes trabajos su restauración a fines del siglo pasado; pero, como con harta frecuencia se observa, estas obras ocasionaron múltiples desafueros artísticos, como el ya indicado de cubrir el artesonado, tapando también parte del rosetón del imafronte en su parte interior, y el acostumbrado blanqueo, revoque y pinturas, tapando y desfigurando muros, capiteles y molduras. El aspecto en conjunto de este Santuario es atractivo en extremo.

En cuanto a la imagen, es de mármol, se halla en pie, tiene el rostro expresivo y agradable, la cabeza con toca, el cuerpo vestido con túnica y manto muy bien plegado y con elegancia; sostiene al niño con el brazo izquierdo; el niño con su mano derecha coge el manto de la madre y en la izquierda tiene un pájaro, símbolo del alma inocente o del pecador desde los siglos XIII y XIV en adelante.

Tales caracteres, aún cuando algunos puedan corresponder a época anterior, en conjunto dada la actitud del niño, que no es la de bendecir de los primeros tiempos, y el plegado correcto, artístico y elegante de paños, también propio de época más progresiva en la imaginería, nos demuestra que esta imagen corresponde al siglo XV, o principios del XVI, debiendo por lo tanto haber existido otra antigua en la primitiva ermita.

Desde la colina se dominan los castillos de Malagón, Piedrabuena y Luciana, y al Sur el magnífico y desmoronado de Caracuel. Avalora este lugar para el arqueólogo, el historiador y el artista, prestándole un espíritu de singular grandeza, el recuerdo, que tan humildes restos despiertan de la tremenda derrota sufrida allí, por Alfonso VIII, que de no haber sido seguida del glorioso triunfo de Las Navas, tan fatal hubiera sido al avance de la Reconquista. Conocida por los más notables historiadores la versión corriente de aquel memorable suceso, nada añadiríamos aquí sobre el particular, si no creyéramos que al lado de la versión admitida, es digna, cuando menos, de un estudio y apreciación seria y detenida, la que, apoyado en muy discretas, documentadas y atinadas consideraciones, da del acontecimiento en cuestión el, por muchos conceptos, notable arqueólogo don Rafael Ramírez de Arellano en su folleto «Memorias Manchegas históricas y tradicionales» publicado en Ciudad Real en 1911. Tanto por lo reciente de la publicación como por su índole especial, y hasta por su título comprensivo y genérico, es muy de temer que pasando desapercibida esta monografía no fuese objeto de la atención que entendemos merece, y creemos deber cooperar, haciendo esta referencia, a que tal cosa no suceda, y pueda el visitante de estos lugares y restos tomar en cuenta junto a las otras esta nueva versión en sus consideraciones, contemplaciones o estudios. El breve extracto de esa versión es el siguiente:

-En parte transcribiendo los textos literales y en parte extractándolos, expone como base los distintos relatos de la acción y sus antecedentes, según el Iman Abdel Halim en su libro Rudh-El-Kartas, y Aben Khaldum en su historia de los Bereberes, por parte de los musulmanes, y el Arzobispo Don Rodrigo en su «Estoria de los Godos», por los cristianos; y con los hechos fundamentales de tales relatos desprendidos y con las brillantes y lógicas consideraciones que ellos y las condiciones del terreno (cuyo plano acompaña a la Memoria y reproducimos en la parte gráfica de este trabajo), le sugieren, demuestra la forma en que debió tener lugar la sangrienta jornada- Es evidente que los ejércitos cristiano y musulmán eran muy crecidos en número. No existían entonces las poblaciones que aparecen en el plano con los nombres de Cerrión, Miguelturra, Ciudad Real y Las Casas, el segundo y tercero eran una cortijada y un pueblecillo Pozuelo de Don Gil; por consiguiente, el terreno era una árdida llanura por aquella parte y no podía el ejército musulmán, tan numeroso, desenvolverse en el estrecho valle entre Alarcos y el río del lado del Poblete, y habría de ocupar la llanura al Norte de Alarcos; el ejército cristiano ocupaba los cerros a la defensiva. Dice El Kartas que Alfonso VIII estaba en una altura muy elevada cubierta de rocas escarpadas y áridas, frente a la ciudad de Alarcos, y está claro que se refiere al cerro del Despeñadero. En otro lugar dice del ejército cristiano en general: «Se encontraba en las alturas próximas a la Ciudad»; que que son el cerro de Alarcos, el del Despeñadero y el que está al Oeste de Alarcos, separado, por el arroyo de las Animas- Los Musulmanes se presentaron por la mañana en la llanura, de modo que Alfonso tenía a su espalda el Castillo y en su flanco izquierdo el Guadiana, ocupando los cerros que son casi una media luna. Los mahometanos, viniendo del lado de Calatrava, entraron por uno y otro lado de la Atalaya, pasando por lo que hoy es Ciudad Real una parte y otra al Norte por Las Casas. En el lugar señalado en el plano con el nombre de la Celada (que seguramente debió quedarle de la batalla), sentó su real Almanzor con los almohades y negros, según el consejo de Aben Sanadyd de quedar en los alrededores del campo de batalla «escondido y de suerte de poder prestar socorro a los musulmanes si lo solicitasen» Abu Yahya, con el grueso del ejército, entró por Sancho Rey y se presentó en la llanura enfrente de los cerros de Alarcos. Aben Sanadyd ocupaba el ala derecha entre los que mandaba Abu Yahya y el río, es decir, que debió ocupar el Sedano y correrse por allí hacia la fortaleza. En su posición los musulmanes, empezaron los caballeros de Calatrava y Santiago el combate bajando del cerro que linda con el arroyo de las Animas y atacando al centro de Abu Yahya, que les dejó a la tercera embestida entrar en sus filas llevándoles muy lejos. A este tiempo los Andaluces de Aben Sanadyd, corriéndose por la orilla del río, ocuparon el cerro abandonado por los Calatravos, y fueron por donde está la fuente del Arzollar a embestir al cerro del Despeñadero, ocupado por el Monarca, mientras el ala izquierda de Abu Yahya envolvía a los caballeros de las Ordenes, que no pudieron ya ni avanzar ni retroceder muriendo heroicamente.

A este tiempo Alfonso desciende del cerro para socorrer a sus huestes internándose en la llanura, y en este momento, avisado Almanzor acude desde la Celada, por lo que hoy es camino de Ciudad Real, atacando al Monarca español por su lado derecho, es decir, cogiéndole entre el ejército árabe y el almohade, que hace en este caso el oficio de auxiliar- Alfonso no tiene otro medio de escapar que abrirse camino con el grueso de su ejército hacia Alarcos, en cuyo recinto entra perseguido por los musulmanes; y aunque se cierran las puertas los enemigos las queman y entran en la villa, quemando y arrasando cuanto encuentran- Alfonso sale por la puerta opuesta y por la Alameda de Villadiego, atraviesa el río por el vado del mismo nombre y lo remonta por su margen derecha para ampararse en la fortaleza de Malagón. Parece probado que realmente Almanzor libertó al gran número de prisioneros hechos en la jornada, generosidad que le fue funesta, porque poco después tomaron los cristianos el desquite, no menos famoso, con la victoria de Las Navas.

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