Tipo de Monumento: Murallas y Puertas
Periodo: Siglo XIII
Dirección: Ronda de la Mata
Tipo de Monumento: Murallas y Puertas
Periodo: Siglo XIII
Dirección: Ronda de la Mata
La guerra entablada desde su principio con la Orden de Calatrava y con insistencia cruel sostenida, hizo pensar á sus vecinos en proveerse de defensas, que los pusieran al abrigo de toda sorpresa. Del año 1297 es la cuenta más antigua, que su archivo conserva, de las cantidades empleadas en la construcción de sus torres y muros, no dejando después año alguno, sin atender a su mejoramiento y reparación. La desecación y saneamiento de los Terreros obligó a verter en ellos todo el lienzo comprendido entre las puertas de Toledo y La Mata. Vendidas por el Estado van desapareciendo sus fuertes torreones a impulsos de la piqueta para dedicar su gruesa cantería como materiales de construcción.
Hasta el año 1600 únicamente daban ingreso á la ciudad las puertas de Toledo y Alarcos y portillo ó postigo de Santa María. La porfiada y sangrienta lucha sostenida con la Orden y la difícil defensa de su extenso perímetro así lo exigían. La puerta de Alarcos se compone de un arco sencillo, sin mas adorno que el blasón de. España entre dos reyes de armas. Los trajes de estas estatuas acusan la época de Felipe III.
La muralla estaba compuesta por 130 torreones y 8 puertas, tenía una forma de elipse casi perfecta con una longitud de 4.600 m., con un grosor de 2,20 m.. Para Madoz: "Comprende una extensión de 1.800 varas desde la Puerta de Alarcos a la de Calatrava...; y, 2.004, de la Puerta de Ciruela a la de Toledo.
El eje mayor de la figura elíptica arrancaba desde la monumental Puerta de Toledo hasta la Puerta de Ciruela; y, el menor, desde el postigo de Santa María al punto medio de la línea recta trazada entre las puertas de La Mata y Granada o "Miguelturra".
Recinto amurallado fue reparado a principios del siglo XVIII, es en este mismo siglo (1767) cuando se derriba el primer tramo de la muralla que circundaba a Ciudad Real; dando así el primer paso para llevarse a cabo después, la demolición total del amurallamiento (tendría lugar en la segunda mitad del siglo XIX y principios del siguiente).
Es evidente que LAS MURALLAS de Ciudad Real, calificadas por Rades y Andrada como una "ruyn cerca" y por historiadores locales del siglo XVII y posteriores de "excelentes", se deterioraron a causa de las continuas refriegas entre calatravos y realengos; pero éstas, siendo reparadas en 1489, vuelven a sufrir grandes desperfectos a consecuencia de una inundación del río Guadiana en 1508.
En 1853, 1860 y 1862, se producen demoliciones parciales del lienzo comprendido entre las Puertas de Mata y de Toledo con destino a realizar obras municipales, en 1863 se practica la demolición del total para emplear las tierras en desecar una de las lagunas que existían extramuros de la puerta de Calatrava, las lagunas de los Terreros.
El debate originado en 1882 sobre la titularidad de la muralla, está motivado por la petición que formula el Vicario General del Obispado solicitando el material procedente del derribo para construir el Seminario Conciliar.
Otro trozo de lienzo fue derribado en la Puerta de Santa María y Alarcos donde se está construyendo en un nuevo matadero en cuyas obras se utiliza la piedra resultante del derribo.
A mediados del siglo XIX, con la llegada del ferrocarril en 1853 a Ciudad Real, se establece la necesidad de construir en la muralla una hermosa y espaciosa puerta a la que se llamará de "Ciruela"; que, con esta obra, sigue el amurallamiento reparándose una vez más para ofrecer una imagen más bella y hermosa.
Más elocuente es la división del territorio aportada por el ferrocarril, cuyo trazado en el plano de 1886 opera como nueva muralla, restituyendo los mundos de lo rural y de lo urbano a la situación anterior. La maldición de la ciudad histórica, falta de higiene, con problemas de alojamiento y con nulas infraestructuras sanitarias demanda una visión alternativa a ese recinto que es visto aún en 1912 como un repugnante anillo que aprisiona a la capital, amenazándola con hacerla morir por el procedimiento de asfixia".
Después que el Arquitecto Municipal y el Secretario del Excmo. Ayuntamiento informaron acerca del escrito del Sr. Presidente de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana, en sesión de 16 de Septiembre de 1931 se determinó "ratificar el acuerdo de cinco de Agosto último sobre la demolición de las murallas existentes y en cuanto acercar los solares, demorar el cumplimiento de dicho acuerdo hasta que esté aprobado el Plano de Alineaciones...". Y, por Decreto (19-Septiembre-1931), se le notificó al Presidente de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana el acuerdo recaído.
Pero, por causas que desconocemos, los propietarios de las murallas no procedieron al derribo de éstas; evitándose con ello, en principio, la desaparición de uno de los primitivos vestigios históricos con que contaba nuestra Ciudad desde su fundación.
Muy poco tiempo duró tal satisfacción. La Municipalidad, nuevamente, en la reunión Plenaria de 31 de Octubre de 1932 acuerda, como consecuencia de la aprobación del "Plano de Alineaciones de la Ronda de Circunvalación", comunicar a los propietarios del amurallamiento que procedan a su demolición: proponiéndoles "un plazo de quince días a los dueños de las murallas que circundan la ciudad, para que procedan a hacerlas desaparecer y de no realizarlo en dicho plazo, lo ejecute el Ayuntamiento a costa de los mismos".