Real Casa de la Misericordia (Rectorado Universidad)

Datos del edificio

Tipo de Monumento: Edificios

Periodo: Año 1784

Dirección: Calle Altagracia, 50

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Real Casa de la Misericordia (Rectorado Universidad)

El edificio del hospicio o Casa de Misericordia, hospital y lugar de recogida de pobres y necesitados, cuyo coste es sufragado por el cardenal-arzobispo de Toledo Lorenzana bajo el reinado de Carlos III, en 1784, alcanzando la suma de cuatro millones de reales. Hizo los planos el arquitecto D. Eugenio López Durán; escogiéndose para su fábrica a terrenos particulares y la calle del Cohombro para los edificios destina los á talleres, dándose principio á la obra en la primavera de 1785. El Eminentísimo Sr. Cardenal Lorenzana le dió el nombre de Real Casa de Caridad con sus Ordenanzas, inaugurándola el 29 de Abril de 1788, celebrando el santo sacrificio de la misa en una de sus salas, por hallarse la iglesia sin concluir, dió de comer á los asilados, asistiéndolos él mismo y á presencia de todas las autoridades de la ciudad.

El benéfico establecimiento subsistió como tal hasta la entrada de las tropas francesas en Ciudad Real, el lunes santo de 1809, al mando de Sebastiani. A partir de entonces fue alojamiento de muy diversas unidades militares. Antes de finalizar ese siglo, la calle pasó a denominarse de Espartero, en honor del citado capitán general del Ejército, duque de la Victoria, conde de Luchana, duque de Morella, caballero del Toisón de Oro, etcétera.

Durante la guerra de la Independencia, un destacamento galo se hizo fuerte en el Cuartel de la Misericordia, el 27 de marzo de 1809, construyendo torreones, fosos, rastrillos, estacadas, troneras y antepechos. Como el entorno del cuartel estaba compuesto por huertas y campos de labor, aquellas fueron demolidas para mayor ensanche. Pero ocurrió que, el 20 de mayo, apareció en Ciudad Real la patrulla del guerrillero Ventura Giménez, compuesta por 300 hombres a caballo, que acamparon en la era del Cerrillo o del Cristo. Al día siguiente, instó al comandante francés a la rendición. Este ni siquiera contestó al guerrillero. Entonces Ventura mandó construir un parapeto de madera con ruedas para acercarse a derribar los parapetos y defensas del Cuartel de la Misericordia, instalándolo en la plaza de Muñoz; pero un disparo de un centinela francés mató al constructor del artilugio situado en la calle de Delgado (Rosa), esquina a Toledo. Enterado del hecho Ventura Giménez, decidió asaltar la fortaleza y degollar a la guarnición; pero la llegada de un contingente militar desde Almagro le hizo desistir de ello. Este fue el único hecho de cierta importancia que se produjo durante toda la guerra contra los franceses en Ciudad Real, independientemente del desastre de la Atalaya, de El Emperador y de Puente Nolaya, donde fue sacrificada inútilmente la Infantería española. Así, las avanzadillas galas entraban en la ciudad el mismo día 27 por diversas calles, disparando sus carabinas, produciéndose las primeras víctimas: dos hermanos panaderos son asesinados junto a la iglesia de Santiago; caen igualmente acribillados el sastre Montero y el sargento de milicias retirado Manzanares, un tal Domingo Velázquez y un anciano, cerca del mismo hospicio.

El Cuartel de la Misericordia fue testigo de un sonado caso de sublevación a cargo del Primero Ligero de Artillería, de guarnición en Ciudad Real. El Ejército no aceptó de buen grado el pronunciamiento del general Primo de Rivera. En efecto, varios jefes de distintas armas comenzaron a organizar fuerzas para oponerse al dictador. Entre los militares, que figuraban en un comité, se encontraban el coronel Segundo García, el capitán general del Ejército, Valeriano Weyler y el teniente general ciudarrealeño Francisco Aguilera, que consideraba mancillado el honor militar por el establecimiento de una dictadura. Estos protagonizaron un intento de levantamiento, conocido como "sanjuanada", previsto para el 26 de junio de 1926, que fracasó antes de comenzar por la detención de los promotores.

A toda esta situación habría que añadir el conflicto artillero, que estalló al aprobar el Consejo de Ministros, el 9 de junio de 1926, un Real Decreto, por el que se prohibía permutar los ascensos por recompensas, que cayó como "un obús de baterías enemigas en el cuerpo de Arullería". Un nuevo levantamiento militar se gestó: se llevaría a cabo el 29 de enero de 1929. De la cantidad de Regimientos de todas las Armas, que se decían hallarse comprometidos, el único en levantarse fue el Primer Regimiento de Artillería Ligera de guarnición en Ciudad Real. En la madrugada invernal del día 29, a las seis y media de la mañana, las fuerzas del Regimiento, con sus jefes y oficiales a la cabeza, tomaron la ciudad y sus contornos. Se adueñaron los sublevados de la capital sin derramamiento de sangre, pero diversos incidentes demostraron después que los soldados estaban dispuestos a todo, como se hizo patente en la toma del cuartel de la Guardia Civil.

Hubo también algún violento roce entre el teniente Warteta y los guadias civiles que custodiaban el Banco de España, al negarse los de la Benemérita a entregar sus armas. Un alto mando de la Guardia Civil, de nombre Ochotorena, fue arrestado en las dependencias del Regimineto artillero por negarse a entregar el cuartel. Fueron tomadas las estaciones ferroviarias de Miguelturra y Fernancaballero. Por cierto que, al intentar tomar la casa-cuartel de la Guardia Civil de la primera de estas poblaciones, los números allí destacados, al frente de su sargento, se negaron rotundamente a entregar el cuartel y sus armas. Este asunto fue luego muy sonado, siendo difundido por todo el país, y los guardias condecorados. Los artilleros se dieron cuenta del fracaso del movimiento sobre las cinco de la tarde, cuando unos aeroplanos militares volaron sobre la ciudad, dejando caer unas proclamas incitándoles a la rendición. Las tropas, a la vista de los acontecimientos y las noticias llegadas del resto de España, se replegaron a su cuartel a la espera de las fuerzas procedentes de Madrid, cuyo objetivo era "liberar Ciudad Real".

El movimiento militar tuvo una enorme repercusión nacional, y Ciudad Real estuvo presente en toda la prensa durante cierto tiempo. Sabemos que la ciudad se limitó, con curiosidad, a ver qué pasaba, pues todo el mundo se echó a la calle a ver las idas y venidas de los artilleros. El 1º Ligero de Artillería fue disuelto, dejando a la ciudad sin guarnición. Hubo cuatro condenas a pena capital por sedición militar y otras fuertes condenas de reclusión; pero no se cumplieron, ya que al tomar posesión, justo un año después, el Gobierno presidido por el general Dámaso Berenguer, comenzó el periodo conocido como "dictablandá". La capital tendría más tarde una nueva guarnición: el Batallón de Cazadores de Barbastro n.° 4.

Hoy Rectorado de la Universidad de Castilla La Mancha.

CIUDAD REAL. SIETE SIGLOS A TRAVÉS DE SUS CALLES Y PLAZAS, 1245-1945

de JOSÉ GOLDEROS VICARIO