Mª Ángeles Rodríguez Domenech
La posición de una ciudad en el territorio es, a la vez, causa y efecto de las trans¬formaciones que haya sufrido la propia ciudad, de forma que su ubicación con respecto a las demás ciudades de un determinado espacio provincial, regional, nacional o incluso internacional varía de unos tiempos a otros.
Ciudad Real como capital de la provincia del mismo nombre ocupa la cúspide de la jerarquía entre los demás núcleos urbanos de la provincia. A la vez, se relaciona y se integra en la red de ciudades de Casilla-La Mancha. Esta Comunidad no tiene sistema urbano propio sino que ha estado vinculado históricamente al de Madrid, si¬tuación que en nuestros días se ha reforzado aún más por la mejora sustancial de las comunicaciones, y por la falta de una ciudad regional que ejerza el papel rector de la Comunidad Autónoma.
El análisis de la posición que nuestra ciudad ocupa en el conjunto de ciudades de su entorno (jerarquía urbana) lo hacemos en una doble escala: la regional y la provincial ya que, como acabamos de decir, no está integrada directamente en ningún sistema de ciudades sino que es a través de la red de ciudades autonómicas como se incorpora en la jerarquía urbana de ámbito nacional por medio del sistema madrile¬ño. Nos interesa, también, determinar si la posición que actualmente ocupa en esa red urbana es la misma que tenía al comienzo de nuestro período de estudio o si las transformaciones urbanas sufridas en nuestra ciudad han motivado un cambio en su posición dentro de la red de ciudades. El análisis lo hacemos comparando distintas variables en dos años, 1981 y 2008, como: tamaño poblacional, dinámica demográfica, especialización de funciones, conectividad con las otras ciudades, y como resultante, su posición en la jerarquía de ciudades castellano-manchegas.
7.1. CARACTERIZACIÓN DE LAS CIUDADES DE CASTILLA-LA MANCHA Y DE LA PROVINCIA DE CIUDAD REAL
Los núcleos urbanos de Castilla-La Mancha se han desarrollado, tradicionalmente y en la mayoría de los casos, a impulso de la agricultura y de la ganadería. Una agricultura orientada, sobre todo, hacia los cereales y viñedos que, a su vez, ha impulsado una cierta dinámica industrial asociada a la transformación de estos productos del campo. Junto con esta realidad fundamental algunas de estas ciudades se vieron beneficiadas por el primer trazado del ferrocarril a mediados del siglo XIX; otras han tenido en el AVE o en las autovías su alternativa de cambio a finales del siglo XX; y otras muchas han quedado vinculadas al antiguo trazado de la red nacional de carreteras.
Sobre esta base, Panadero y Pillet (1999b), a la hora de comarcalizar la región han diferenciado unos espacios de sierra, con menos disponibilidad de suelo agrícola, alejadas de las redes principales de comunicación y con unas condiciones climáticas más rigurosas, que han dejado una estructura de poblamiento más laxa. Estos factores han dado lugar, desde comienzos del siglo XX, aquelos movimientos migratorios desalida hayan tenido una especial incidencia. El resultado es la ausencia de núcleos urbanos en la serranía. Solamente Cuenca, capital provincial y ciudad patrimonio de la Humanidad, aparece dentro de esta categoría. El resto del Sistema Ibérico, la Sierra Norte de Guadalajara, la Comarca de Molina de Aragón, los Montes de Toledo, el Valle de Alcudia o la Jara, presentan un modelo de poblamiento sin núcleos urbanos importantes. Frente a ellos, los espacios llanos, presentan dos áreas diferentes, asociados a distintas unidades morfoestructurales, con un modelo geodemográfico también y con diverso tipo de economía: el Valle del Tajo(256) y La Mancha(257).
Conforme a esta diferente estructura urbana, la distribución territorial de las ciudades en Castilla-La Mancha combina dispersión y equilibrio (Figura 7.1).
Figura 7.1.- Población urbana en Castilla-La Mancha. 1991-2001
Fuente: Pillet, 2005a: 332
Los núcleos urbanos emergen en las zonas llanas y abiertas: unas hacia el Levante y al Sureste peninsular (los llanos de Albacete, el Corredor de Almansa y el Campo de Hellín); otras, como zona de paso obligado entre la capital nacional y Andalucía, localizándose, fundamentalmente, en torno a las vías de comunicación (el valle medio del Tajo, La Sagra, la Campiña del Henares). Castilla-La Mancha, se convierte así en un simple soporte de las redes de comunicación radiales que emergen y confluyen en Madrid.
La población urbana de Castilla-La Mancha supone un 53,3%, siendo Albacete, con un 69, 4 %, la provincia con mayor población de este tipo, seguida de Ciudad Real (65,3 %), si bien el número de ciudades es bastante superior (13 en Ciudad Real y 6 en Albacete), evidenciando un sistema territorial muy diferente, caracterizado por una mayor concentración de población urbana en Albacete, sobre todo en la capital, y una distribución en un mayor número de ciudades para Ciudad Real. Toledo, con 43,3 % de población urbana tiene un número de ciudades (13) superior al de Ciudad Real pero de menor tamaño. Guadalajara y Cuenca cuentan ambas con muy pocas ciudades (2) y con un porcentaje bastante distante de la media regional (47,1% y 43,7 %, respectivamente). (Cuadro 7.1).
Cuadro 7.1.- Municipios y población urbana en las provincias de CLM. 2008
Fuente: INE, Padrón Municipal. 2008
El poblamiento de Castilla-La Mancha se puede caracterizar porque concentra la mayor parte de la población en las capitales provinciales y en otras ciudades importantes, como Puertollano y Talavera, que actúan “como lugares centrales suministradores de servicios y constituyen los principales polos de atracción de la población castellano-manchega localizada en su entorno inmediato” (Panadero et al. 1999a: 1171).
En Castilla-La Mancha no existe un modelo territorial definido, de forma que es habitual y frecuente que en la bibliografía dedicada al análisis del espacio regional se hable de desesetructuración, desarticulación, acefalia o excesiva dependencia del sistema urbano madrileño (Cañizares, 2009a:184). La acefalia es la característica fundamental de la red urbana de esta región (Molina, 1988, Panadero, 1995a, 1996; Panadero y Cebrián, 2004, Cebrián 2007b, Martínez Sánchez-Mateos, 2010) siendo Madrid la ciudad que organiza el sistema regional (Panandero y Pillet, 1999b:313). Como consecuencia, la red de ciudades está poco integrada y en ella se manifiesta el escaso poder de influencia de sus principales núcleos urbanos (Pillet, 2002:19) a pesar de que concentran más del 40% de la población regional.
(256) El Valle del Tajo está formado por una corona de ciudades alrededor de Madrid (Guadalajara, Azuqueca de Henares, Tarancón, Toledo, y Talavera de la Reina) en la que no hay ningún núcleo regional que ejerza niveles de control apreciables sobre los demás, sino que todas están estrechamente relacionados con la capital del Estado que ostenta la condición de gran centro rector del centro peninsular y sobre el que estos núcleos urbanos castellano-manchegos se comportan como parte integrante de su área funcional inmediata. Se trata, por tanto, de núcleos abocados a la capital nacional tanto a través de la red de autovías del Estado, como por el complemento que suponen las comunicaciones por ferrocarril desde estos mismos núcleos con Madrid y Valencia, siendo especialmente significativa la línea de AVE Puertollano-Madrid y Toledo-Madrid, y las líneas regulares de autobuses que, en el caso de Toledo, se plasma en la oferta de autobuses en ruta cada 30 minutos o de autobuses diarios desde Ciudad Real a Madrid y Valencia (Cebrián, 2000: 54-55; 2007a: 179).
(257) La Mancha se caracteriza por un mosaico de ciudades pequeñas, conectadas entre sí a través de las vías de comunicación en sentido E-W que enlazan Extremadura con la Comunidad Valenciana y que siguen el trazado del paralelo 39º: Puertollano, Bolaños y Ciudad Real; Daimiel, Manzanares y La Solana; Madridejos, Alcázar de San Juan y Campo de Criptana; Socuéllamos, Tomelloso y Villarrobledo; y La Roda y Albacete. Apartadas de las anteriores quedan: Hellín, Almansa, Valdepeñas y Cuenca. En este espacio los núcleos importantes están en su periferia evidenciando que los patrones de dominación son externos a la malla de ciudades manchegas, en donde se da una cierta regularidad en cuanto a la ubicación de los centros urbanos (Cebrián, 2000: 53-54).
La provincia de Ciudad Real está compuesta por 102 municipios, de los que tan sólo trece núcleos tienen el rango de ciudad en 2008 (poseen más de 10.000 habitantes), aunque asumen al 65,3 % de la población provincial y organizan el territorio provincial. No obstante, los recientes procesos de concentración y difusión urbana y los cambios que se están operando como fruto de ellos en los espacios regionales, obligan a centrar el interés en las entidades urbanas más pequeñas, puesto que adquieren, cada vez más, un mayor protagonismo en el proceso urbanizador, incluso aunque no alcancen la categoría de urbanos con un criterio demográfico (Delgado et al., 1996: 298).
En los patrones de la organización actual del espacio provincial no hemos de perder de vista, por un lado, la presencia e influencia del área metropolitana de Madrid en todos los núcleos de la provincia, siendo más intensa en las ciudades de mayor tamaño, y por otro, la vinculación que existe con la capital provincial, aspecto de gran trascendencia para nuestra investigación, puesto que nos indica el grado de cohesión que existe entre Ciudad Real capital y su provincia.
Si hasta los años ochenta la provincia presentaba un sistema territorial configurado por unos pocos núcleos subprovinciales estructurados de manera poco jerárquica en torno a Ciudad Real y Puertollano (Panadero:1996, Pillet: 2002 y 2005, Cañizares: 2000 y 2001, Cebrián: 2007b, Ureña et al., 2005: 85), la creación del Estado de las Autonomías, y, por tanto, la aparición de centros de gestión político-administrativa, así como la puesta en servicio de la línea de Alta velocidad, unido a la creación de la autopista Madrid-Sevilla, han consolidado y reforzado el papel de su capital, desmarcándola del resto. Esta mayor importancia de la capital con su provincia ha hecho que el número de municipios que más han decrecido en la provincia han sido los que tenían entre 5.000 y 10.000 (pasan de 17 a 11), mientras que aumentan los de más de 10.000 (pasan de 5 a 8) (Cuadro 7.2).
La distribución territorial de las ciudades en la provincia, como se comentó antes, tiene como elemento definidor a los ejes de comunicación. Es decir, las ciudades se localizan en torno a las vías de acceso rápido (autovías y estaciones de Alta Velocidad). Distribución que, en nuestra provincia, da lugar a que haya dos corredores, ambos con dirección norte-sur, pero separados entre si por 50 kilómetros (Ureña, 2005: 97):
-El corredor de alta velocidad ferroviaria. De las trece ciudades de la provincia, dos de ellas se localizan en las estaciones de Alta Velocidad (Ciudad Real y Puertollano). El resto de ciudades están ubicadas en las autovías.
Cuadro 7.2.- Municipios de la provincia de Ciudad Real clasificados por estratos de población. 1981 y 2008
Fuente: INE, 1981 y 2008
-El corredor de la Autovía de Andalucía. En la autovía A-4 y su entorno (autovía que comunica Madrid con Sevilla) se localizan Manzanares, Valdepeñas, La Solana, Villarrubia de los Ojos y atravesando esta vía se encuentra la A-42 (au-tovía de Toledo) dónde se localizan Alcázar de San Juan y Campo de Criptana. Esta disposición refleja la estrecha relación de estos municipios con Madrid. En torno a la A-43 se ubican Daimiel, Tomelloso y Socuéllamos. El enlace de Ciudad Real tanto a la A-4 como a la A-43, a través de la CM-44 (Autovía del cuarto Centenario), permiten a Miguelturra y Bolaños entrar dentro de este eje y, en el de Ciudad Real, con el AVE.
A modo de síntesis, podemos decir, que mientras el primer corredor, con la conexión de Madrid y Sevilla por el AVE, ha ayudado a incrementar el nivel jerárquico de la capital sobre el resto de los asentamientos de la provincia (Fariña, Lamíquiz y Pozueta, 2000); el segundo de los corredores, ha producido el efecto contrario, desarrollando un territorio más estructurado al conectar los centros subprovincial con la capital.
El sistema urbano de Castilla-La Mancha, formado por 35 ciudades, se caracte-riza por estar compuesto por un grupo con menos de 25.000 habitantes (21 ciudades), contando tan sólo con una ciudad que supera los 100.000 habitantes (Albacete). En función del significado demográfico, algunos autores (Cebrián, 2007a) han identificado cuatro niveles en la organización jerárquica de la región: Nivel I de ciudades medias subregionales (>100.000 hab), Nivel II de ciudades medias con carácter provincial y subprovincial (50.000-100.000 hab), Nivel III de ciudades pequeñas de carácter comarcal (25.000-50.000 hab) y Nivel IV de ciudades pequeñas de carácter subcomarcal (<25.000 hab.) (Figura 7.2).
Figura 7.2.- Tamaño y clasificación en niveles de las ciudades de Castilla-La Mancha según su población. 1981-2008
Fuente: INE. Elaboración propia
-Nivel I: Ciudades medias subregionales en las que hay que situar a Albacete, capital provincial con un peso demográfico muy superior al resto de ciudades castellano manchegas.
-Un segundo nivel de ciudades medias con carácter provincial y subprovincial(258) que comprende aquellas ciudades con población entre 50.000 y 100.000 habitantes y encuadra a las restantes cuatro capitales de provincia, más Talavera de la Reina y Puertollano.
-Un tercer nivel de ciudades pequeñas de carácter comarcal está formado por ciudades con población entre 25.000 y 50.000 habitantes. En este grupo se in-cluyen Almansa, Villarrobledo, Valdepeñas, Alcázar de San Juan, Azuqueca de Henares, Hellín y Tomelloso. Son ciudades pequeñas, generalmente situadas en la comarca manchega o en corredores naturales que conectan la llanura central con la Comunidad Valenciana, Murcia, Andalucía, Madrid o Extremadura.
-El cuarto nivel formado por ciudades pequeñas de carácter subcomarcal está formado por ciudades con población entre 10.000 y 25.000 habitantes. En este grupo se incluyen 21 municipios de la región, el 60 % del total de núcleos urbanos de Castilla-La Mancha. Se trata de Caudete, Mora, Fuensalida, Villacañas, Consuegra, Quintanar de la Orden, Sonseca, Villarrubia de los Ojos, Madridejos, Bolaños de Calatrava, Torrijos, Socuéllamos, Miguelturra, Seseña, Campo de Criptana, Tarancón, La Roda, La Solana, Daimiel, Manzanares e Illescas. Son, en su mayor parte, ciudades de orientación tradicionalmente agropecuaria.
Ciudad Real capital en 1981 y en 2008 pertenece al mismo nivel de ciudades medias con carácter provincial y subprovincial (Nivel II). En el conjunto regional, pese al aumento de población en todos los núcleos urbanos, todas las ciudades se han mantenido dentro del mismo grupo de ciudades, a excepción de Azuqueca de Henares que ha pasado del Nivel IV al Nivel III, perdiendo el carácter subcomarcal para adquirir el de comarcal.
Pasando a la escala comarcal la red urbana de Ciudad Real está formada por 13 ciudades y se caracteriza por estar compuesta por ciudades menores de 20.000 habitantes (9 ciudades). En función de la población, siguiendo la clasificación en cuatro niveles empleada por Cebrián (2007a: 183-186) para las ciudades de Castilla-La Mancha (Figura 7.3).
De los cuatro niveles establecidos, el más significativo en nuestra provincia es el que se corresponde con municipios que tienen entre 10.000-20.000 habitantes (Nivel VI), puesto que comprende ocho ciudades de las trece que hay en Ciudad Real. Sin embargo, la relevancia poblacional que suponen los otros niveles, nos indican la polarización de esa jerarquía en su capital. Sin olvidar que la estructura piramidal de la jerarquía urbana de Castilla-La Mancha no comienza, en nuestra provincia, en el nivel I (más de 100.000 habitantes), sino que lo hace a partir del Nivel II (compuesto por las ciudades que tienen entre 50.000-100.000 habitantes), con Ciudad Real y Puertollano. Esta situación no ha variado desde 1981.
Figura 7.3.- Tamaño y clasificación en niveles de las ciudades de la provincia de Ciudad Real según su población. 1981-2008
Fuente: INE 1981 y 2008. Elaboración propia
Las ciudades pequeñas de carácter comarcal (Nivel III) entre 25.000-50.000 habitantes son: Tomelloso, Alcázar de San Juan y Valdepeñas, esta última no se encontraba en este nivel en 1981.
Las ciudades pequeñas de carácter subcomarcal (Nivel IV) entre 10.000 20.000 habitantes están integradas por el mayor número de núcleos urbanos (Daimiel, Solana, Campo de Criptana, Socuéllamos, Miguelturra, Bolaños de Calatrava y Villarrubia de los Ojos), pero su proporción de población con respecto a la del nivel II es inferior, puesto que las dos ciudades más importantes de la provincia, desde el punto de vista poblacional, aglutinan prácticamente la misma población que estos ocho municipios. Esto se debe a que en la mayor parte las ciudades que componen este último nivel tienen una orientación tradicionalmente agropecuaria. Las ciudades que pertenecen a este nivel siguen siendo las mismas de 1981, destacándose el municipio de Miguelturra que es uno de los que más ha crecido en este grupo de ciudades por su vinculación a Ciudad Real.
Podemos concluir que aunque Ciudad Real en 1981 y en 2008 pertenece al mismo nivel de ciudades medias con carácter provincial y subprovincial (Nivel II) junto con Puertollano, en el conjunto provincial se ha producido un cambio de concentración de la población. Se ha producido un aumento de ciudades que pasan a tener 10.000 hab (Nivel IV, pasan de 5 a 8 ciudades) y con un crecimiento también de las ciudades de más de 50.000 hab (Nivel II). Es decir, una mayor concentración en los núcleos de Ciudad Real y sus entornos (Cuadro 7.3).
Cuadro 7.3.- Jerarquía de las ciudades de la provincia de Ciudad Real. 1981 y 2008
Fuente: INE 1981 y 2008. Elaboración propia
(258) Se trata de capitales provinciales o de núcleos urbanos con una tradición industrial que ha marcado su dinámica demográfica.
Castilla-La Mancha en las últimas décadas (1981-2008) ha roto la dinámica de crecimiento negativo que venía sufriendo desde 1950 (2.059.659 hab en 1950 a 1.648.633 en 1981). A partir de la década de los ochenta la región comienza a tener un crecimiento positivo, aunque este dinamismo no se ha dado igual en todos los núcleos (Cuadro 7.4). En función de las distintas dinámicas demográficas ocurridas en nuestra región podemos distinguir dos zonas: una muy vinculada a la expansión de Madrid y otra ejercida por el crecimiento que han tenido las capitales provinciales.
Cuadro 7.4. Evolución de la dinámica poblacional de Castilla-La Mancha. 1981-2008
Cuadro 7.4. Evolución de la dinámica poblacional de Castilla-La Mancha. 1981-2008(Cont.)
Fuente: INE. Padón Municipal. Elaboración propia
La primera zona se expande al norte de la comunidad, con forma de media luna, bordeando a la Comunidad Autónoma de Madrid. En esta zona se distinguen dos corredores en función de las conexiones por vías rápidas entre Madrid-Toledo y Madrid-Guadalajara.
En esta primera zona se han dado las dinámicas demográficas más fuertes, con crecimientos superiores al 200% en aquellos núcleos más próximos y mejor comunicados a la capital nacional, es decir, los más directamente vinculados con el proceso de relocalización industrial de Madrid, como Seseña (372%), Illescas (216%) y Azuqueca de Henares (216%). Y otras áreas, con valores menos espectaculares pero también con fuertes crecimientos (entre el 50 y el 100%) en los núcleos más alejados, pero dentro de la media luna de influencia madrileña, como es el caso de Fuensalida (87,8%), Torrijos (58,5%) y Tarancón (52,7%).
La segunda zona de mayor dinamismo demográfico se sitúa en las capitales provinciales, con crecimientos muy similares entre el 30 y 50% Guadalajara (42,7%), Albacete (42,5%), Ciudad Real (41,3%), Toledo (40,8%) y Cuenca (30,7%), por lo que podemos establecer una correlación semejante en el dinamismo poblacional de las capi-tales de Castilla-La Mancha en el período de estudio. En el entorno de algunas de ellas se vienen produciendo, desde comienzos de los noventa, procesos de suburbanización, que tienen como expresión la difusión de parte de su dinámica hacia municipios periféricos (Cebrián, 2007b). Esta situación es especialmente significativa tanto en Toledo y Guadalajara —que aglutinan en un radio de 25 km ciudades y núcleos semiurbanos que en conjunto superan los quince mil habitantes, y que están funcionalmente adscritos por la actividad económica y los modos de vida a estas dos ciudades— como en Ciudad Real, que tiene prácticamente fusionada a su casco urbano la ciudad de Miguelturra (Pillet, 2005a: 326). En Puertollano el peso demográfico viene asociado a la tradición minera e industrial del carbón y de la petroquímica (Cañizares, 1997 y 2001), aunque en los últimos años ha acelerado su proceso de terciarización (Cañizares, 2000). El peso demográfico de Talavera de la Reina lo explica su emplazamiento en una encrucijada de caminos y su papel como centro comercial de una extensa comarca.
Ciudad Real con un crecimiento del 41,3% se comporta como el resto de las ca-pitales de la región. Sin embargo, los crecimientos se dan en los núcleos urbanos colin-dantes (Miguelturra 96%, y en menor medida Poblete, Torralba de Calatrava y Carrión de Calatrava) y en los núcleos que crecen en torno a las nuevas autovías que conectan nuestra capital con el resto de la región (Tomelloso 40,8%), o aquellos que crecen con una dinámica demográfica de carácter local (Villarrubia de los Ojos 25,9%, Bolaños 24,5% y La Solana 22,9%). Este comportamiento demográfico nos muestra como Ciudad Real ha acentuado su capitalidad en la provincia (Panadero, 1996:17-18, Pillet, 2005:326 y Cebrián 2007b:26). Y ha hecho que núcleos como Manzanares (7,4%) y Puertollano (5,2%) tradicionalmente más dinámicos que la capital, en los últimos tiempos hayan tenido crecimientos inferiores al 10%, por ser absorbidos por Ciudad Real.
Por último, observamos que las ciudades que han experimentado los mayores crecimientos, entre 1981 y 2008, con valores situados entre un 40% y un 372%, en el primero de los años no eran consideradas estadísticamente como tales, porque no llegaban a los 10.000 habitantes. Destaca el caso de Seseña que hasta el 2008 no alcanza esta cifra y que se sitúa con el mayor ritmo de crecimiento demográfico (372%).
La dinámica demográfica de las ciudades de la provincia de Ciudad Real, durante nuestro período de estudio, ha experimentado un crecimiento muy desigual (Cuadro 7.5), pudiendo distinguir cuatro grupos según la intensidad del crecimiento: a) Las que han experimentado un crecimiento muy fuerte (superior al 40%) que afecta solo a una ciudad, Miguelturra (48,9 %); b) Las que han tenido un crecimiento fuerte (entre el 25 y 40%) que afecta a Ciudad Real (32,4 %), Tomelloso (28,9%), y Villarrubia de los Ojos (20,4 %); c) Las que han sufrido un crecimiento medio (10 al 25%), que afecta a las ciudades de Campo de Criptana (12,2 %), Daimiel (11,5%), Valdepeñas (17,5%),Alcázar de San Juan (17,1%), La Solana (18,6%) Socuéllamos (12,9%) y Bolaños de Calatrava (19,6%); d) Las ciudades que apenas han crecido (0 al 9%) que incluye a Manzanares (6,8%) y Puertollano (0,36 %).
Por último, en función de las distintas dinámicas demográficas llevadas a cabo en nuestra provincia podemos distinguir dos zonas, en las que los ritmos han sido más elevados, una primera localizada en la capital y su entorno (Miguelturra); y otra zona localizada en la Mancha (Tomelloso,Alcázar de San Juan, Campo de Criptana, La Solana, Socuellamos). Destacando el escaso crecimiento de Puertollano, que oculta la pérdida de población que viene experimentando desde 1991.
Cuadro 7.5.- Evolución de la población en los municipios urbanos (1981-2008)
Fuente: INE. Elaboración propia
Una mayor aproximación al conocimiento de la estructura urbana de la Comunidad Autónoma nos la da el análisis del grado de especialización funcional de sus ciudades, utilizando para ello la distribución de la población activa por sectores (Cuadro 7.6), que nos permite establecer una tipología de las mismas en la que Cebrián (2007a: 188) distingue cinco tipos:
-Ciudades de fuerte especialización en el sector terciario. Este primer grupo está compuesto por tres de las cinco capitales provinciales, incluye a Ciudad Real, Toledo y Cuenca, con más del 80% de población ocupada en el sector servicios. Especialzación que han mantenido desde 1991.
Cuadro 7.6.- Especialización funcional de la región 1991 y 2001
Cuadro 7.6.- Especialización funcional de la región 1991 y 2001 (Cont.)
Fuente: Censo de población 1991 y 2001. Elaboración propia
-Ciudades especializadas en el terciario y la industria. En este grupo se encuentran por un lado Albacete y Guadalajara, y por otro Miguelturra, prácticamente integrado con Ciudad Real, Alcázar de San Juan, Manzanares y Valdepeñas. Los primeros con un protagonismo muy fuerte del sector servicios, explicado por su condición de capitales de provincia; y el segundo subgrupo especializado en servicios y agroindustria. Esta situación ha variado considerablemente desde 1991 para Miguelturra, Manzanares, Valdepeñas y Guadalajara que no llegaban a tener una especialización terciaria. Miguelturra, por la importancia de la construcción (27,3%), mientras que Manzanares, Valdepeñas y Guadalajara lo debían al peso que tenía su industria (24,1%, 28,8%, 21,5%).
-Ciudades con una especialización industrial. En este grupo se incluyen ciudades de fuerte tradición industrial, como Talavera de la Reina y Puertollano, y otros que han surgido de la difusión y deslocalización de industrias procedentes de Madrid y su área metropolitana. Es el caso de Azuqueca de Henares, Torrijos, Tarancón e Illescas. Todas ellas han sufrido una mayor terciarización cediendo la industria al sector servicios.
-Ciudades con fuerte especialización industrial. En este grupo se encuentran Almansa, Sonseca, Villacañas y Fuensalida que en 2001 tienen más del 44% de su población dedicada a la Industria. En este grupo en 1991 se incluía también Azuqueca (que ha pasado de un 44,1 a un 26,6%) e Illescas que en la última década ha reducido sus valores de un 44,5 a un 33,4% de su población ocupada en la industria.
-Pequeñas ciudades especializadas en industria y agricultura. En este grupo se encuentran: Hellín, La Roda, Villarrobledo, Daimiel, Campo de Criptana, Tomelloso, Socuéllamos, Bolaños de Calatrava, La Solana, Consuegra y Madridejos, mayoritariamente manchegas, y con una orientación productiva hacia una agricultura de cereales y de viñedo desde 1991. En ellas las industrias agroalimentarias también tienen un peso importante en la actividad económica. En todas aparece también una fuerte especialización hacia la construcción, vinculada en muchos casos al mercado inmobiliario de Madrid y de algunas capitales regionales.
Uno de los principales cambios que observamos en la especilización funcional de los núcleos urbanos de la comunidad es una mayor terciarización, en detrimento de la industria. Casi todas las ciudades de Castilla-La Mancha pierden población dedicada a este sector. Las ciudades que más han decrecido en este sentido son Azuqueca de Henares (17,5%), Seseña (14,1%), Guadalajara (11,2%), Illescas (11,1%) y Toledo (9,6%). Las únicas ciudades que encontramos con un crecimiento positivo en este sector son Villacañas (5,7%), Sonseca (2,8%), Bolaños (2,1%) y Manzanares (1%).
Para el estudio de la especialización funcional de la provincia de Ciudad Real hemos establecido una tipología en función de la distribución de la población activa por sectores, como método para clasificar las ciudades según su estructura funcional o grado de especialidad urbanas (Cuadro 7.7) (Pillet, 1996: 163-167).
Cuadro 7.7.- Estructura funcional de las ciudades de la provincia de Ciudad Real. 1991 y 2001
Fuente: INE, Censo 1991 y 2001. Elaboración propia
Al analizar los datos, observamos que tan sólo Ciudad Real presenta una fuerte especialización en el sector terciario con un 85,1% de su población dedicada a esta actividad, mientras aparecen un segundo tipo de ciudades especializadas en el terciario y con una baja especialización en el secundario en el que se incluyen: Miguelturra (28,5%) muy próxima a Ciudad Real; Alcázar de San Juan (30,7%), Valdepeñas (32,2%) y Manzanares (31,5%) que cuentan con una gran industria dedicada a la fabricación de componentes para automóviles.
Un tercer grupo de ciudades son las que tienen una fuerte especialización en el sector industrial, y en él distinguimos las ciudades con fuerte tradición industrial, como Puertollano (26,2%), con industria petroquímica, y Bolaños de Calatrava (23,3%), La Solana (23,3%) y Tomelloso (22,7%) con agroindustria; y las ciudades en las que la cons-trucción tiene un fuerte peso, destacando: Villarrubia de los Ojos (43,3%) que presenta una fuerte especialización en este subsector, Daimiel, Campo de Criptana y La Solana (29,4%, 27,9% y 25,2%) con valores más moderados.
En la provincia de Ciudad Real al igual que se observó en Castilla-La Mancha se detecta una importante pérdida del sector industrial, a favor del sector servicios, tal es el caso de la propia capital, Puertollano, Alcázar de San Juan, Valdepeñas y Socuellamos. Sin embargo, también se observa que Bolaños y Manzanares son los únicos municipios que refuerzan este sector, siendo casi lo únicos que lo hacen en nuestra región.
La organización o integración de la red de ciudades de Castilla-La Mancha teniendo en cuenta la combinación de aspectos socio-económicos la hemos realizado basándonos en los estudios de Méndez et al. (2006: 83 y ss.) y Cebrián (2007a: 188-192). En el primero, se intenta buscar la dinámica de las ciudades intermedias innovadoras, mientras que en el segundo trabajo centra más en la dinámica de estas ciudades respecto al grado de relación e integración en la red urbana.
El primer autor (Méndez et al., 2006: 83 y ss) a partir de treinta indicadores esta-dísticos, de carácter económico, sociodemográfico y de desarrollo, detecta cuatro grupos básicos de ciudades intermedias en Castilla-La Mancha: Capitales provinciales y ciudades mayores; núcleos periurbanos; agrociudades o ciudades con un sistema productivo propio, y núcleos semirrurales. El segundo autor (Cebrián, 2007a: 188-192), establece una jerarquía urbana castellano-manchega a partir de los datos de población, dinámica demográfica, orientación productiva, y relación y estructura jerárquica con otros núcleos, que le permiten distinguir otros cuatro grandes grupos de ciudades: ciudades medias en las periferias de las grandes metrópolis, ciudades conectadas, ciudades aisladas de pequeño tamaño y polos urbanos en áreas rurales y por último ciudades difusas.
Combinando ambos trabajos la tipología urbana obtenida en función de su inte-gración u organización es la siguiente:
Un primer grupo “capitales provinciales-ciudades concectadas” formadas por Albacete, Almansa, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Hellin, Puertollano, Talavera y Toledo. Estas ciudades se sitúan por encima de la media de los indicadores socio-económicos estudiados.
Este grupo lo asimilamos al clasificado por Cebrián como de ciudades conectadas, y son aquellas que están insertas en redes de intercambio económico activo, debido a su posición estratégica en redes de comunicación de gran velocidad o de gran capacidad de movilización de mercancías, o bien porque se encuentren asociadas a fenómenos de industrialización difusa. Dentro de este grupo distingue a dos tipos diferentes de ciudades:
a) Aquellas que tradicionalmente han estado bien posicionadas en los ejes nacionales de comunicación y que todavía conservan ese papel, aunque modificado con el rediseño de la red de comunicaciones, a aquellas otras, que recientemente se han viso favorecidas por su inclusión en el trazado de modernas infraestruc-turas de comunicaciones. Dentro de este grupo son representativas Albacete y Ciudad Real.
b) Un grupo de ciudades compuesto por aquellas que aparecen situadas en el trazado de redes nacionales de comunicación y cuentan con una población significativamente elevada a nivel regional (como Talavera de la Reina, Cuenca y Puertollano) o por aquellas que cuentan con los elementos necesarios para convertirse en escenarios de una importante proyección en la próxima década como
las ciudades de Hellín y Almansa(259). Se trata o bien de capitales provinciales (Cuenca(260)) o ciudades que tienen una fuerte tradición industrial y comercial (Puertollano(261) —industria petroquímica y derivados metálicos— y Talavera de la Reina —cerámica y textil/confección—). Todas presentan diferentes grados de inserción en las redes de comunicación en la que participan, situación que explica, en parte, los diferentes comportamientos en su dinámica demográfica y su desigual especialización sectorial de la población.
Un segundo grupo “los núcleos periurbanos-ciudades medias en la periferia de grandes metrópolis” formados por municipios como Azuqueca, Illescas y Miguelturra. Este grupo estaría compuesto por los núcleos periurbanos detectados por Méndez, y serían las ciudades medias en la periferia de grandes metrópolis clasificadas por Cebrián. Estas ciudades se caracterizan por tener una fuerte vinculación directa con la metrópoli madrileña, además de por aparecer estratégicamente posicionadas respecto a la capital del Estado. Son los núcleos que alcanzan los valores más elevados con respecto al índice Sintético.
Por otra parte, debido a que la proyección de Madrid hacia la Comunidad de Castilla-La Mancha se realiza siguiendo los ejes radiales de las vías de comunicación, se percibe su efecto, de forma nítida, en los indicadores de los núcleos situados a lo largo del trazado de las autovías de Toledo y Guadalajara. En ellas se han conformado corredores de difusión industrial en un radio de cincuenta kilómetros desde la capital nacional, siguiendo los ejes viarios más importantes. Es en este sector en el que se ha producido, durante el período 1991-2001, el mayor crecimiento demográfico de Castilla-La Mancha.
Un tercer grupo “las agrociudades o ciudades con un sistema productivo propio”. Es el grupo que presenta una mayor variedad de situaciones, y en el que distinguimos los siguientes:
a) Los núcleos que registran cierta influencia de la aglomeración madrileña, como Tarancón y Torrijos. Es decir, pequeñas ciudades especializadas en la industria, a las que llega de forma más amortiguada la influencia de la capital del Estado. No obstante, se pueden diferenciar dos realidades asociadas a esta dinámica; por un lado, la derivada de la prolongación de los ejes de difusión industrial procedentes de Madrid; y, por otro, la generada por la consolidación de áreas de expansión en el entorno de las capitales provinciales.
b) Núcleos que se caracterizan por ser centros industriales, como Sonseca, Almansa y Valdepeñas.
c) El conjunto de agrociudades manchegas localizadas en el sector central de la región, y donde destaca Alcázar de San Juan, Manzanares, La Roda y Valde-peñas. Se trata de ciudades asiladas de pequeño tamaño que actúan de polos urbanos en áreas rurales, según la clasificación de Cebrián, cuya dinámica viene explicada por la presencia de funciones centrales tradicionales, por la especialización productiva, y por la capacidad moderada de insertarse en redes de intercambio económico activas.
Un cuarto grupo “núcleos semirrurales”, propuesto por Méndez et al., en el que se englobarían los núcleos con cierto carácter semirrural y que presentan un nivel de desarrollo por debajo de la media, como es el caso de Bolaños de Calatrava, Madridejos, Daimiel, Hellín, Campo de Criptana, Consuegra o La Solana. En ellos la construcción tiene un peso relevante debido a que, en muchos casos, está asociado a los movimientos pendulares diarios de trabajadores hacia el sector de la construcción de Madrid (Oliva Serrano, 1995).
Una vez analizada la red urbana de Castilla-La Mancha, no podemos concluir este apartado sin hacer referencia al trabajo de Cebrián (2007b: 236) en el que determina y llega a cuantificar el impacto de la suburbanización en los municipios periféricos de las siete ciudades castellano manchegas, teniendo en cuenta el grado de integración con los municipios de su entorno.
Teniendo como referencia este estudio, formarán parte del área urbana de estas ciudades, aquellos municipios que posean un nivel de integración alto o muy alto, es decir los municipios plenamente integrados en la dinámica de las ciudades, lo que supone: intensas relaciones laborales entre la población residente respecto a la ciudad; una fuerte dinámica demográfica; una elevada dinámica en la construcción de vivienda y una orientación funcional de su población hacia el sector servicios. Se distingue:
-El área urbana de Ciudad Real formada por un grupo reducido de municipios, Poblete y Miguelturra, y con menor intensidad, figuran Torralba de Calatrava, Almagro y Pozuelo de Calatrava.
-En torno a Guadalajara se ha conformado un área urbana supramunicipal extensa y consolidada en la que se incluyen: Cabanillas del Campo, El Casar, Alovera, Azuqueca de Henares, Fontanar, Galápagos, Pioz, Torrejón del Rey, Uceda, Valdeaveruelo y Villanueva de la Torre. En una segunda área, y con me-nor intensidad, aparecen: Chiloeches, Torija, Caspuelas, Horche, Valdeconcha, Ciruelas, Hontoba, Valdeavellano y Yunquera de Henares.
-En el área supramunicipal de Toledo aparecen Cobisa, Argés, Burguillos, Nambroca y Olías del Rey, y en una segunda corona: Ajofrín, Bargas, Cabañas de la Sagra, Yuncler, Magán, Cobeja y Polán.
-En el área urbana de Talavera de la Reina sólo aparece Pepino, y en un segundo nivel, Alcaudete de la Jara y Segurilla.
-En Cuenca un número reducido de municipios presentan una alta integración: Fuentenava de Jábaga, Arcas del Villar, Palomeras y Chillarón de Cuenca, y con una integración menor destacan: Portilla, Bacuñana de San Pedro, Villalba de la Sierra y Villar de Olaya.
-En Albacete y Puertollano no aparece ningún municipio integrado.
El análisis sobre integración u organización de las ciudades de nuestra provincia, si lo hacemos utilizando las mismas variables (estructura jerárquica, localización, relaciones, dinámica demográfica y orientación productiva) y empleando la misma tipología (Cebrián, 2007a:188-192) que para Castilla-La Mancha, no resulta significativo porque aglutina en un mismo grupo a ciudades con características muy dispares. Por ello, proponemos una nueva tipología urbana teniendo en cuenta las mismas variables utilizadas por Cebrián (2007a) más la accesibilidad, conectividad y centralidad. La unidad de estos aspectos consideramos que nos ayudarán a entender mejor la organización territorial de la provincia.
Respecto a la nueva clasificación que hemos propuesto, destacamos como prin-cipal característica de la organización territorial de las ciudades de nuestra provincia la estrecha relación con los ejes de comunicación, hecho que nos permite diferenciar tres grandes grupos (Cuadro 7.8):
1. Ciudades conectadas a Madrid. En este grupo se incluyen todas aquellas ciudades que tienen un sector terciario (superior al 55%), un secundario importante y un sector primario, prácticamente nulo (inferior al 5%). El crecimiento demográfico de las ciudades que lo incluyen es bastante heterogéneo, apareciendo ciudades con un alto dinamismo como Ciudad Real, otros con un dinamismo intermedio Alcázar de San Juan y Valdepeñas, y algunas con un crecimiento escaso (Manzanares y Puertollano). Dentro de estas ciudades distinguimos dos subgrupos:
Cuadro 7.8.- Clasificación de las ciudades de la provincia de Ciudad Real. 2008
Fuente: Elaboración propia
-Uno con características más urbanas, al tener un sector terciario muy especializado y un secundario inexistente, con una dinámica demográfica muy activa, y con una doble conexión a Madrid, no sólo por autovía, sino también por el trazado ferroviario de alta velocidad. Ciudad Real sería la única ciudad de la provincia que responde a estas características.
-Otro segundo grupo, en el que el sector terciario es importante (55-65%), pero también lo es el sector secundario (valores entre el 30-40%). Su relación con Madrid las posiciona en un nivel superior al resto de ciudades de la provincia. Incluimos en este nivel a Manzanares, Valdepeñas, Alcázar de San Juan y Puertollano. Las dos primeras ubicadas en la propia autovía (A-4) y Alcázar un poco alejada de ésta, pero que sigue siendo un importante nudo ferroviario a pesar de haber sufrido una reducción en el número de trenes diarios a Madrid.
2. Ciudades muy conectadas a Ciudad Real capital. Este grupo de ciudades presenta una alta relación con la capital, con un sector industrial y de servicios medio alto, y una diversa dinámica poblacional, con valores que oscilan entre el 10 y el 81%. A su vez dentro de este grupo distinguimos entre: Ciudades que presentan un elevado sector secundario, centrado en la construcción, y un alto porcentaje del sector primario dónde destaca Villarrubia y Bolaños; y Ciudades que tienen un bajo porcentaje del sector agrario frente a un secundario y terciario significativo, es el caso de Daimiel y Miguelturra.
3. Ciudades aisladas de pequeño tamaño y polos en áreas rurales. Estas ciudades se caracterizan por un sector terciario muy bajo, y bastante peso en el resto de sectores, en el primario por la viticultura, en el secundario por la agroindustria, y en la construcción por su estrecha relación con Madrid. La dinámica demográfica de estas ciudades vuelve a ser muy heterogénea. Incluimos en este grupo a Campo de Criptana, La Solana y Socuéllamos.
De esta clasificación de ciudades ha quedado excluida Tomelloso, debido a que en los últimos años presenta una dinámica demográfica muy positiva, expresión del proceso de transformación que está sufriendo, y ello nos ha impedido incluirla en ningún grupo de los establecidos como miembro de pleno derecho, pues, por un lado, presenta aspectos que la vinculan al primer grupo de ciudades conectadas con Madrid, cumpliendo prácticamente todas sus características (dinámica demográfica, conexión a Madrid, y un sector terciario y secundario importantes), pero, sin embargo, su elevado porcentaje de personas empleadas en el sector primario (12,4%) y el valor de su peso poblacional lo relaciona más con el grupo de Ciudades aisladas de pequeño tamaño y polos en áreas rurales. Por lo que hemos optado por considerarla como una ciudad en transición que en las próximas décadas definirá su posicionamiento. En nuestra clasificación la hemos considerado a caballo entre las muy conectadas a Madrid, y las ciudades que ejercen de polos urbanos en áreas rurales.
(259) Almansa y Hellín aparecen como ciudades industriales altamente especializadas, la primera vinculada al sector cuero/calzado, y la segunda al empleo en las industrias agroalimentarias, estrechamente vinculadas a algunos centros del Arco Mediterráneo del levante español: Almansa respecto a las provincias de Alicante y Valencia, y Hellín a Murcia
(260) En el caso de Cuenca, los factores que están cambiando el escenario tradicional de esta capital provincial son: el hecho de que su casco histórico haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad, con indudable repercusión en su papel de destino turístico urbano y cultural; la función de único centro de servicios importante en el sector meridional del Sistema Ibérico; o la decisión de que el trazado futuro del AVE Madrid-Valencia sea por Cuenca. A estos factores se le unen algunos propios como el disponer de un terciario especializado, como lo evidencia el hecho de que esté ubicada en ella la sede central de la Caja de Ahorros de Castilla-La Mancha.
(261) Puertollano aparece con una situación atípica dentro de este grupo de ciudades. Su tradicional orientación industrial, y su especialización en determinadas ramas de la producción, que vienen sufriendo procesos de ajuste y reconversión desde hace décadas, explican el estancamiento demográfico.
El análisis de la red urbana de Castilla-La Mancha a través de la evolución del tamaño poblacional, de la dinámica demográfica, de su especialización funcional y el grado de conectividad con el resto de núcleos entre 1981 y 2008 nos muestra que Ciudad Real mantiene la misma posición en la región durante el período analizado, puesto que el crecimiento de Castilla-La Mancha está muy vinculado a la expansión de Madrid, como muestra los cambios de posicionamiento de Seseña, Illescas y Azuqueca de Henares.
Los nuevos trazados de autovías de la región en las últimas décadas, especialmente desde el 2001, han tenido una mayor incidencia en nuestra capital que en las otras capitales regionales, demostrado por los mayores ritmos de crecimiento demográfico y de transformación de sectores hacia una terciarización.
La situación de Ciudad Real en el conjunto de la red de ciudades de Castilla-La Mancha se sitúa en los niveles más altos de la jerarquía, junto con el resto de capitales provinciales, Puertollano y Talavera. Por su tamaño poblacional se encuadra dentro de las ciudades intermedias con carácter provincial de más de 50.000 habitantes (Nivel II) a excepción de Albacete con sus más de 100.000 habitantes (Nivel I).
Los cambios sufridos en su dinámica demográfica vuelven a mostrar como Ciudad Real tiene ritmos muy semejantes al resto de capitales. Aunque, no podemos olvidar que las zonas más dinámicas de la región (superiores al 50%) se sitúan en las inmediaciones de Madrid, indicando la fuerte dependencia que tiene Castilla-La Mancha con la capital del Estado. Hecho que en nuestra ciudad también se ha constatado, puesto que es la mayor y mejor conexión con ella a través de autovías y de la alta velocidad a comienzos de la década de los noventa lo que ha contribuido a desarrollar por primera vez en su historia procesos de suburbanización.
Ciudad Real al igual que el resto de las capitales manchegas presenta una dinámica demográfica menos intensa que la zona dependiente directamente de Madrid (entre el 30 y 50%), sin embargo, constituye una segunda zona de crecimientos de la región, junto a otras capitales como Toledo y Guadalajara, en las que son estos núcleos los que propician el crecimiento de sus entornos, tanto en los núcleos urbanos colindantes, como en los núcleos que crecen en torno a las nuevas autovías, acentuado la capitalidad de estas ciudades en la provincia.
Ciudad Real por su tamaño poblacional desde 1981 ocupaba el nivel jerárquico más alto, junto con Puertollano, sin embargo, se observa una ruptura del bipolarismo que existía en nuestra provincia, por un polarismo hacia la capital. Hecho que también se constata por el crecimiento que tienen los municipios menores de 10.000 hab. que bordean a la capital, o están muy conectados a ella por autovía. Dándose la mayor concentración poblacional en los grandes núcleos (más de 50.000 hab) y en los menores de 10.000 hab.
Por último, los cambios sufridos en su dinámica demográfica vuelven a mostrar como Ciudad Real y Miguelturra con los crecimientos más fuertes (más del 30%), seguidos de Tomelloso y Villarrubia de los Ojos. Destacando Puertollano como una de las ciudades con peor dinámica de la provincia con un ritmo de crecimiento de 0,3% en este periodo.
Por otro lado, la tendencia hacia la terciarización que han sufrido las ciudades de la región, también ha afectado a nuestra ciudad. Ciudad Real con más del 80% de su población ocupada en el sector servicios han mantenido desde 1991 su especialización funcional. Siendo la capital más terciarizada de la región. Aspecto muy vinculado a su situación dentro del grupo de ciudades conectadas (Cebrián, 2007a: 188-192) formadas por Albacete, Almansa, Ciudad Real, Cuenca, Guadalajara, Hellin, Puertollano, Talavera y Toledo. Estas ciudades se sitúan por encima de la media de los indicadores socio-económicos estudiados y están insertas en redes de intercambio económico activo, debido en el caso de Ciudad Real a su posición estratégica en redes de comunicación.
En la provincia, tan sólo Ciudad Real presenta una fuerte especialización en el sector terciario con un 85,1% desde 1981. En el resto de ciudades de la provincia se tiende hacia una terciarización, absorbiendo población dedicada al sector agroindustrial. Como excepción de este comportamiento, destacamos a Bolaños y Manzanares que aumentan la población dedicada al sector industrial.
En conclusión, el análisis de la red urbana de la provincia a través de la evolución del tamaño poblacional, de la dinámica demográfica, de su especialización funcional y el grado de conectividad con el resto de núcleos entre 1981 y 2008 nos muestra que Ciudad Real al tener un sector terciario muy especializado y un sector secundario prácticamente inexistente, con una dinámica demográfica muy activa y con una doble conexión a Madrid, no sólo por autovía, sino también por el trazado ferroviario de alta velocidad ha polarizado los crecimientos de la provincia, posicionándose como núcleo rector de su provincia.
RODRIGUEZ-DOMENECH, Mª A. (2012). Nueva realidad urbana y Territorial de Ciudad Real (1980-2010). Ed. Instituto de Estudios Manchegos (CSIC). Ciudad Real. ISBN: 84-87248-28-3