Tipo de Monumento: Castillo
Periodo: Siglo VIII
Dirección: Carrión de Calatrava (Ciudad Real)
Visitable: Si
Tipo de Monumento: Castillo
Periodo: Siglo VIII
Dirección: Carrión de Calatrava (Ciudad Real)
Visitable: Si
De fundación islámica, la ciudad de Qal’at Rabat (Calatrava), es mencionada por primera vez en el año 785, en época del Emir omeya de Córdoba Abderraman I. Está situada en un importante cruce de caminos, al abrigo del cual adquirió un gran desarrollo urbano, siendo el lugar más poblado entre Córdoba y Toledo hasta el siglo XIII. Por ella pasaba la vía principal entre estas dos importantes poblaciones, y las que unían Mérida con Zaragoza y el Atlántico con el Levante.
El alto valor estratégico de su situación explica sus cinco siglo de vida. En un principio, jugó un papel decisivo tanto en las luchas civiles que enfrentaron a los toledanos con el poder central cordobés, como en las diversas rebeliones beréberes. Su importancia se acentuó a raíz de su casi total destrucción por parte de los rebeldes toledanos en el año 853 y de su inmediata reconstrucción por orden del emir Muhammad I. A partir de entonces, y como cabeza de una amplia región, se convirtió en el punto más importante de apoyo del poder omeya cordobés de la zona.
Tras la abolición del califato en 1.031, Calatrava gozó de cierta autonomía, al tiempo que los reinos de taifas de Sevilla, Córdoba y Toledo se disputaban su posesión; Finalmente caería en la órbita de esta última. Con los almorávides (principios del siglo XII) pasó a ser el núcleo islámico más importante del frente al ya para entonces Toledo cristiano.
Tomada por Alfonso VII en 1.147, se convirtió en la plaza cristiana más avanzada frente al islám. Después de fracasar la encomienda dada a los templarios, fue concedida por Sancho III a la Orden del Cister en 1.158, dado lugar al nacimiento de la primera orden militar hispana, que adoptó el nombre propio del lugar. Permaneció en el reino de Castilla hasta que los almohades la recuperaron para el Islam a raíz de su victoria en la cercana Alarcos en 1.195. Alfonso VIII la retomó definitivamente pocos días antes de la batalla de las Navas de Tolosa en 1.212.
A partir de entonces, Calatrava inició su decadencia. Situada en un lugar malsano y lejos de la nueva frontera, no era ya la sede adecuada para la Orden, cuya cabeza se trasladó en 1.217 a otro lugar en Calatrava La Nueva. La antigua Calatrava, Calatrava La Vieja, quedó como cabeza de una encomienda más de la Orden. En la primera década del siglo XV, la sede de la encomienda de Calatrava, fue trasladada unos kilómetros más al sur, a Carrioncillo, actualmente Carrión de Calatrava.
Calatrava La Vieja, ocupa un cerro amesetado de planta ovoide, con cinco hectáreas de extensión, en la margen izquierda del río Guadiana. Desde el se tiene un amplio dominio visual del entorno, pero no aporta capacidades defensivas destacables. La única defensa natural sólida la proporciona el propio río, cuyo cauce, antaño muy ancho y pantanoso, protegía el frente norte de la ciudad; en el resto de la plaza, la accesibilidad del cerro fue paliada mediante sólidas murallas, con una extensión de 1.500 m. de longitud, que se adaptaban al contorno de este.
Una gran parte de la muralla, casi toda de época omeya, aún se halla cubierta por escombros. Está jalonada por, al menos 44 torres de franqueo, de las cuales dos son albarranas. Con excepción de las dos torres situadas en el extremo oriental del alcázar, de planta pentagonal en proa, todas las demás son de planta cuadrangular. En el frente sur de la ciudad, donde se abre la puerta de entrada en recodo, las torres son de mayor tamaño, más abundantes, algunas de ellas huecas, y aparecen más espaciadas, mientras que las del espolón oeste mejor defendido por el escarpe del terreno, son siempre macizas, más pequeñas, y se encuentran más próximas entre sí.
Salvo por su frente norte, protegido por el río y en donde se situan las corachas de abastecimento de agua, el resto del recinto se encuentra rodeado por un foso húmedo artificial que convertía a la ciudad en una verdadera isla. Dicho foso está en su mayor parte excavado el la propia roca del cerro, y cuenta con más de 750 metros de recorrido y una profundidad media de 10 metros. Era alimentado directamente por las aguas del río Guadiana, que, tras recorrer por gravedad todo el perímetro de la ciudad, se reincorporaban al río aguas debajo de ésta.
El cerro esta dividido en dos zonas, separadas entre sí por una muralla de grandes proporciones: el alcázar al este, y la medina, que ocupa el resto de la superficie. Al exterior de la muralla se extendían los arrabales.
Se localiza en el extremo oriental de la ciudad, junto a la entrada de aguas al foso desde el río. De planta triangular, cuenta con una extensión de una hectárea. En torno a él se concentran los elementos defensivos más destacados de la plaza, no solo porque estaba destinado a albergar los centros de poder, sino también porque las defensas naturales de este sector del cerro son de escasa entidad.
En sus defensas y estructuras internas se diferencian varias etapas:
Primera.- Las anteriores al año 853, son los restos del antiguo muro de cierre occidental, formado por la propia puerta, todavía oculta y por diversas torres incluidas en él de muy diversa construcción: adobe, ladrillo, tapiales de tierra y mampostería, ...
Segunda.- Las pertenecientes a la reconstrucción de Muhammad I, posteriores a 854, que responden a un plan unitario, promovido como en otras partes de la ciudad, por el poder central cordobés con un claro propósito de manifestar su supremacía en la región. Destacan las grandes torres de entrada, -que forran a las primitivas-, el gran arco triunfal que antecede a la antigua puerta, y los paramentos oeste y sureste. A este etapa se atribuye la construcción de la torre albarrana primitiva y las torres pentagonales en proa, que, junto con la coracha vecina, forman parte de un sistema defensivo hidráulico.
Tercera.- Las islámicas son de cronología imprecisa, el aljibe exento, por delante de la puerta, y la gran sala con varios arcos de herradura de gran tamaño, que podría corresponderse con el vestíbulo de un baño.
Cuarta.- El inconcluso ábside templario, fechado entre 1.147-1.158, de planta dodecagonal.
Quinta.- Sobre restos más antiguos, la iglesia y las dependencias de la Encomienda de Calatrava de los siglos XIII-XIV, ocupan la mayor parte del área del alcázar. En estos dos siglos se realizaron continuas obras, reformas y aprovechamientos de los espacios. Destacan los restos de una herrería y las dependencias abovedadas junto a la iglesia.
Acceso en recodo: es el que obliga al atacante a realizar un recorrido mediante varios quiebros, generalmente de 90º, para poder traspasarlo. En Calatrava La Vieja existen dos ejemplos emirales del siglo IX de puerta de codo. La más notable daba acceso a la ciudad por el sur, después de traspasar un puente que salvaba el foso. Alojada en un macizo que conoció diversas ampliaciones, daba entrada a la medina mediante una rampa calzada con grandes lastras. Junto a ella existe un portillo que, por permitir un mayor control, debió de ser el paso más utilizado. En el alcázar se localiza un portillo con planta en recodo que facilitaba la entrada desde el río mediante una rampa exterior al recinto.
Torre albarrana: es una torre exenta y exterior al recinto, que deja un paso entre su base y la muralla. Se une a esta desde el adarve mediante un arco o una pasarela. En la zona del alcázar, y muy próximos entre sí, se localizan los dos únicos ejemplares de este tipo de torre avanzada en Calatrava La Vieja. La más alta y de mayores dimensiones, hueca y con la parte inferior de sillares y la superior de mampostería, esta datada como el resto del paramento de la muralla vecina, hacía el año 854. Junto a ella y más cerca del río, se localizan los restos de una segunda albarrana, de cronología almohade, que muestra sillares reaprovechados junto con la obra en tapial.
Torre pentagonal en proa: es aquella que tiene planta de cinco lados, con dos ellos prolongándose hacia el exterior para formar un ángulo muy agudo, no dejando así zonas muertas. Además de poseer un alto poder de persuasión, suprime el ángulo muerto característico del frente de las torres de flanqueo cuadrangulares, y es más eficaz ante la maquinaria de guerra de la época. Las dos torres de este tipo existentes en Calatrava La Vieja, son huecas, y se sitúan en el extremo más oriental del alcázar, formando parte esencial del sistema defensivo hidráulico. La más alejada del río, sin acceso posible desde el alcázar y con sus muros perforados por tuberías de cerámica, pudo ser un castellum aquoe. La más cercana al río tiene acceso directo desde el alcázar y podría servir de puesto de control. Ambas han sido datadas hacia el año 854.
Coracha, es una muralla que, desde una fortificación, conecta con una torre avanzada, normalmente sobre un río, pozo o teso próximo.
Como un caso absolutamente excepcional, en Calatrava La Vieja, se han identificado cuatro corachas. La más antigua, anterior al 853, fue rota al construir el castellum aquoe, si bien parte de sus restos sirvieron de apoyo a estructuras de época almohade, junto al río. Además de una segunda coracha situada en los arrabales y aún por desescombrar, destacan la de la medina y la del alcázar. La de la medina se adentra en el río casi 80 metros, y está jalonada por cinco torres-contrafuertes situadas a contracorriente. Mediante un sistema de norias de relevo, captaba agua del río desde la torre terminal, elevándola hasta el interior de la medina para el abastecimiento de ésta.
La coracha del alcázar, -aún por descubrir en su totalidad- y el castellum aquoe, constituyen el núcleo de un sistema defensivo hidráulico único en su género. Dicho sistema quedó configurado durante la reconstrucción de la ciudad en el año 854. La coracha captaba agua del río y la elevaba hasta la parte superior del lienzo oriental del alcázar, desde donde, por medio de canales, era distribuida tanto al interior de este –para ser utilizada por sus ocupantes- como hacia el castellum aquoe situado en la torre pentagonal sur; desde esta última, el agua vertía al foso, a alta presión, a través de las numerosas bajantes de cerámica que atraviesan sus muros. Semejante mecanismo, auténtico unicum en la arquitectura militar medieval, suponía no solo una entrada alternativa de agua al foso para asegurar su abastecimiento en los momentos de estiaje del río, sino también y principalmente, una nueva y espectacular manifestación del “lenguaje del poder” omeya; en suma, un impresionante vehículo de propaganda política. Durante el periodo almohade, el sistema fue reformado mediante un antemuro que, profusamente perforado por varios niveles de bajantes de cerámica se apoyaba en la vecina torre albarrana levantada entonces.
Desde 1.984, la ciudad fortificada de Calatrava La Vieja, situada a 5 km. Al norte de Carrión de Calatrava, ha venido siendo objeto de una investigación arqueológica ininterrumpida por parte de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha. Desde 1.995, se ha contado también con la colaboración del INEM, y desde 1.997, con la intervención de la Escuela-Taller Alarcos, por lo que los trabajos se han intensificado de forma muy notable, tanto los propiamente arqueológicos como los referidos a la consolidación de diversas estructuras o al acondicionamiento del lugar para las visitas.
Con estos trabajos se ha pretendido no solo la obtención de avances en el conocimiento del yacimiento, sino también la recuperación del mismo, en el sentido más amplio de la palabra, para el público en general. Además de revalorizar un importante lugar de la historia medieval hispana, se han podido descubrir, documentar o estudiar importantes estructuras o materiales.
Del periodo omeya o taifa, son: varias corachas, una torre albarrana o la puerta en recodo de acceso a la medina; en el propio alcázar, un portillo acodado, el gran arco triunfal de comunicación con la medina, un gran vestíbulo que podría estar relacionado con un baño, un aljibe, un sistema defensivo hidráulico, et.
Del periodo almohade, son: una segunda torre albarrana y as reformas realizadas en el sistema defensivo hidráulico omeya.
Y del periodo de la Encomienda Calatrava, bajo-medieval, son: una nueva iglesia y las diversas estructuras que hoy se pueden ver en el interior del alcázar.
En los arrabales, de cerca de quince hectáreas de extensión, además de la identificación de la ermita de Nuestra Señora de la Encarnación como una antigua mezquita, se han localizado un cementerio almohade y diversas áreas artesanales e industriales.
Entre los abundantes materiales arqueológicos, que hoy se pueden visitar en el Museo Provincial de Ciudad Real, destacan los procedentes del pillaje habido en la ciudad en el momento de su definitiva toma por Alfonso VIII de Castilla, en el verano de 1.212: cerámicas, armamento, recipientes de vidrio, objetos de hueso, et.
La ciudad amurallada de Calatrava la Vieja se encuentra en estado de ruina, aunque se han realizado proyectos de intervención que comenzaron en 1984 y se han desarrollado ininterrumpidamente hasta el día de hoy.
Los proyectos se han centrado en el castillo calatravo para consolidar la fortaleza con la recuperación y limpieza de sus estructuras.
De Octubre a Marzo: Viernes, Sábados y Domingos de 10:30 a 14:00 / Tardes de 16:00 a 18:00 horas.
Abril y Mayo: Jueves, Viernes, Sábados y Domingos de 10:00 a 14:00 / Tardes de 16:00 a 20:00 horas.
Junio, Julio y Agosto: De Martes a Jueves de 10:00 a 14:00 - Viernes, Sábados y Doimingos de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:30 horas.
Septiembre: Viernes, Sábados y Domingos de 10:30 a 14:00 / Tardes de 16:00 a 20:00 horas.
Contacto: 926 69 06 54
Tarifas: Entrada normal: 4 Euros y Entrada reducida: 2,5 Euros
A 100 m. de la salida de Carrión de Calatrava por la carretera CR-211 en dirección a Fernán Caballero, se tomará el camino de la derecha, con un recorrido total de unos 5400 metros en dirección a la Ermita de Ntra. Sra. de la Encarnación, continuando hasta llegar al Yacimiento.
Trabajo realizado por:
Jaime Vélez Gómez
Reyes García Alcubilla
Junio 2003