Tipo de Monumento: Molinos de viento
Declaración Bien de Interés Cultural: El 3 de mayo de 2002
Periodo: Siglo XVI
Dirección: Campo de Criptana (Ciudad Real)
Visitable: Si
Tipo de Monumento: Molinos de viento
Declaración Bien de Interés Cultural: El 3 de mayo de 2002
Periodo: Siglo XVI
Dirección: Campo de Criptana (Ciudad Real)
Visitable: Si
Los molinos de viento de Campo de Criptana están situados en los parajes "Sierra de los Molinos" y "Cerro de la Paz". Todos ellos son molinos harineros de viento, tipo "torre", situados en unos collados azotados por el viento y rodeados de la llanura manchega cerealista. De planta circular, en el interior, disponían de tres plantas, alojándose en la superior las dos piedras de moler, una escalera de ascenso adosado a la cara interior del muro cilíndrico, y las plantas inferiores donde se cernía la harina y se envasaba. En el exterior, poseían cuatro aspas con vara central, cuatro o seis vergas naturales paralelas y quince o más travesaños que daban como resultado una pala que permitían unas velas largas y estrechas. Estuvieron en funcionamiento desde el S. XVI al S. XX.
La estampa más sobresaliente de Campo de Criptana son sus 10 molinos de viento, icono de Castilla-La Mancha en España y, en muchas ocasiones, de España en el mundo. Junto a los molinos Campo de Criptana tiene otras grandes muestras de patrimonio histórico-artístico, popular y religioso, sin olvidar sus zonas naturales.
Los molinos de viento de Campo de Criptana atesoran una fama mundial por ser los que inspiraron a Miguel de Cervantes para narrar la aventura más famosa de la literatura universal, la de Don Quijote contra los ‘Gigantes’.
Campo de Criptana, pueblo típico manchego de casas blancas y calles rectilíneas, conserva una decena de los que tres mantienen su estructura del siglo XVI, Burleta, Infanto y Sardinero, aunque según datos hubo hasta 34. Han sido declarados Bien de Interés Cultural.
En el molino llamado “Burleta”, el primer domingo de cada mes, se celebra una molienda abierta al público como se hacía en tiempos no muy lejanos. La oficina de turismo, para mayor información, se encuentra en otro molino bautizado como “Poyatos”. Hay también otros museos, como el dedicado al vino -un tesoro más de estas tierras-, de la labranza, incluso el Museo de la Poesía, donde el espíritu del Siglo de Oro se hace presente.
Los molinos de agua se usaron de siempre para la molienda del grano, pero, hacia el siglo XVI, el interior de la Península fue azotada por una sequía, lo que llevó a una búsqueda de nuevas fuentes de energía. Los últimos cruzados que llegaron de Tierra Santa y la llegada de la Orden de Malta a España se consideran los posibles emisarios de la construcción de los molinos de viento.
En 1575, las Relaciones Topográficas de Felipe II mencionan «muchos molinos» en el municipio de Campo de Criptana. El estudio catastral del Marqués de la Ensenada de 1752, censa treinta y cuatro molinos de viento en esta localidad, abundancia que ha llevado a algunos estudiosos a plantearse la posibilidad de que Cervantes se inspirase en los de Campo de Criptana al escribir la aventura del capítulo VIII de la primera parte, de El Quijote.
En 1846 en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, Vol. 5 de Pascual Madoz dice: «27 molinos harineros, uno de agua en el Záncara que sólo muele dos veces al año; un batán en el mismo río».
En el 1870 hubo un declive en la molienda de los molinos por la aparición en el mercado europeo de los granos americanos, rusos y australianos. De todas formas su declinar fue lento. La harina para el pan fue lo primero que tuvieron que dejar de fabricar. No obstante, la harina de almortas y la molturación de piensos para el ganado siguió hasta el siglo XX. Queda noticia de que en Campo de Criptana, los molinos funcionaron hasta entrados los años 50.
Molino Burleta
También llamado «Burlapobres». Probablemente, el nombre haga alusión a la sospecha de prácticas fraudulentas del molinero. Está situado en el paraje de «La Sierra» del municipio, a una distancia de 350 pasos del casco urbano. Los trabajadores del molino eran sus propietarios. Su renta anual era de una 26 fanegas de trigo cada año, que daban un ingreso de 468 reales al molinero.
Conserva la estructura y mecanismo originales del siglo XVI.
Molino Infanto
Llamado así por sus propietarios: Infantas, que eran una de las familias más ricas del pueblo. Está situado a unos 200 pasos del casco urbano. Este molino estaba arrendado por los propietarios, que entregaban el tercio de las maquilas obtenidas, o recibían una renta fija del molinero.
Molino Sardinero
Probablemente, el nombre proceda del apellido o del apodo del primer propietario de este molino. Está situado en el Cerro de la Paz, el único dentro del casco urbano. En el Catastro del Marqués de la Ensenada no hay datos del propietario ni de la renta.
Culebro
El Culebro, es el museo dedicado a Sara Montiel y donde se podrán encontrar vestidos, carteles y objetos de sus películas como el piano de "El último cuplé"
Otros molinos
Hay otros siete molinos en La Sierra: el "Poyatos", sede de la oficina de turismo; el "Inca Garcilaso", que guarda el museo de Labranza; el "Cariari", con el museo de Enrique Alarcón; el "Pilón", donde se encuentra el museo del Vino; el "Lagarto", museo de la Poesía y el "Quimera" dedicado al poeta chileno Vicente Huidobro.
Actualmente son visitables el Molino Infante, el Burleta, el Culebro, que alberga el Museo de Sara Montiel, el Quimera, que acoge el Museo sobre la Semana Santa de la localidad y el Molino Poyatos, actual punto de información turística.
El resto están cerrados al público.
Teléfono Oficina de Información Turística: 926 56 39 31.
Fuentes: