Mª Ángeles Rodríguez Domenech
1. CONCLUSIONES
En el estudio de cualquier ciudad, la apasionante labor de la Geografía urbana consiste en aportar una visión sintética e integradora, capaz de complementarse con otras disciplinas y hacer posible el conocimiento de esa realidad como la “complejidad organizada” que es toda ciudad. Aportando conclusiones operativas que expliquen los procesos que han configurado y configuran esa realidad, así como los puntos de apoyo claves para el desarrollo futuro más idóneo.
El estudio de Ciudad Real presentaba, como ya indicamos al comienzo al justificar nuestra investigación, muchos atractivos para su análisis. Entre ellos, la estrecha vinculación entre el AVE y la Universidad que han reposicionado a esta ciudad en su territorio, y han favorecido proyectos tan ambiciosos y problemáticos como la instalación de un aeropuerto internacional de iniciativa privada (el primero de España), inaugurado en el año 2009 y con un futuro muy incierto. Factores que, sin duda, se han visto favorecidos e implementados por un ciclo económico muy positivo en España (1998-2007), basado en la construcción de viviendas, que también ha afectado a esta ciudad de una manera muy singular.
Todos estos cambios han acontecido en un corto periodo de tiempo, menos de tres décadas, con una gran impronta en la morfología de la ciudad y en sus funciones urbanas. Provocando importantes, o al menos interesantes, transformaciones que han contribuido a su posicionamiento en el territorio, lo que ha suscitado un interés para otras ciudades de tamaño similar en cuanto a dinámicas y modelos de crecimiento.
El estudio de Ciudad Real en las últimas décadas en las que se habían operado esas grandes transformaciones, contaba con un antecedente que no solo proporcionaba una base sólida como punto de partida, sino que propiciaba el que se siguiese, en lo fundamental, su misma metodología con el fin de no perder el sentido evolutivo. Nos referimos a la obra del profesor Pillet sobre Geografía Urbana de esta misma ciudad, que comprende desde sus orígenes hasta 1980. Trabajo que estructuró en torno a las tres grandes temáticas que definen a una ciudad: en primer lugar, la función urbana, en la que se remonta al momento de la fundación de Ciudad Real para conocer las razones y motivos que originaron la ciudad, explicando el cambio desde una función artesana a una agraria, para quedar en una ciudad administrativa; en segundo lugar, la infraestructura tratando temas de vital importancia como la incorporación de suelo urbano con el cegamiento de los Terreros, el derribo de murallas medievales, la llegada del ferrocarril, el alumbrado y, muy especialmente, las vicisitudes de la traída de agua; y por último, la morfología urbana, como tema trascendental de su estudio, analizada a través de la propiedad urbana, el precio del suelo y el proceso de edificación tanto pública como privada, explicando las transformaciones del espacio urbano y los desplazamientos del centro, en consonancia con los intereses de la clase dominante (Pillet, 1984: 631).
Es así como nuestra investigación se ha organizado en torno a tres grandes ejes: Los elementos y factores de la transformación urbana de Ciudad Real (los motores del cambio, la población y las funciones urbanas); la morfología como síntesis de su transformación (procesos explicativos, proceso urbanizador, proceso constructivo, e infraestructuras y equipamientos), Ciudad Real en el territorio (en el sistema de ciudades y su área de influencia). Y, por último, la planificación del futuro de la ciudad.
En nuestro estudio hemos considerado necesario, en primer lugar, analizar cuales han sido los motores que han contribuido al cambio de la ciudad; en segundo lugar el crecimiento de la población, que se presenta como un fenómeno novedoso en relación a su evolución tradicional, fruto de la llegada de inmigrantes, del mayor peso que ejerce la ciudad en el territorio, y del aumento de la población vinculada a Ciudad Real, bien por motivos residenciales, de estudio o laborales, llegando a constituir más del 20% del total de la población actual; en tercer lugar, la evolución y consolidación de las funciones urbanas que ha permitido fortalecer y ampliar las tradicionales funciones e incorporar otras nuevas como la universitaria; en cuarto lugar, la morfología urbana en la que hemos hecho especial hincapié, de un lado, en la propuesta de una división zonal como instrumento de análisis y gobernanza de la ciudad, y como base para su comparación con otras ciudades, así como en la sostenibilidad de los desarrollos urbanos realizados y proyectados. El análisis lo hemos planteado en torno a tres grandes procesos: los de carácter explicativo o condicionantes (Planes urbanísticos y leyes del suelo que han favorecido/frenando los procesos urbanos y constructivos de la ciudad, junto con la inci-dencia del mercado inmobiliario); los de carácter urbanizador (cambio de la estación de ferrocarril, la nueva ubicación de la estación del AVE, la Universidad con su Campus y Rectorado, y el nuevo Hospital General han sido claves para su configuración actual); y los de carácter constructivo (con una densificación vertical en la ciudad consolidada y una baja densidad y crecimiento horizontal en las nuevas zonas suburbanas). Se abordan, también, las infraestructuras y equipamientos urbanos donde destaca el tema del agua, no tanto por su cantidad (una de las grandes problemáticas históricas de la ciudad) sino por su calidad; y por último Ciudad Real en el sistema de ciudades con el nuevo posicionamiento derivado de su conexión con la Alta Velocidad y las autovías, y las repercusiones en su área de influencia que ha convertido a la ciudad en cabecera de las cabeceras comarcales, dando lugar, por primera vez, a una jerarquía urbana policéntrica en un territorio tradicionalmente desarticulado.
De esta trayectoria seguida en la recogida y análisis de información han surgido tres grandes líneas que explican, a nuestro juicio, las transformaciones urbanas ocurridas en Ciudad Real entre 1980 y 2008.
La primera es una nueva articulación territorial de nuestra ciudad tanto con Madrid, a través del AVE, como con su provincia y, en menor intensidad, con Castilla-La Mancha, por medio de la nueva función universitaria que adquiere. Ambas articulaciones existían antes de la implantación de estas infraestructuras pero se ven reforzadas, intensificadas y desarrolladas de forma considerable en el período que hemos estudiado.
La segunda es la aparición de una nueva dinámica demográfica caracterizada por un crecimiento significativo de sus efectivos frente a la ralentización de etapas anteriores. Este incremento no se debe tanto a causas biológicas sino que proviene de la inmigración, provincial y extranjera, y está acompañado del aumento de la población vinculada por motivos residenciales, de estudio o laborales. Crecimiento que está dando lugar a procesos de suburbanización que tienen como expresión la difusión de parte de su dinámica poblacional hacia los municipios periféricos de su entorno más inmediato y en una ampliación de su área de influencia.
La tercera y última, que viene a ser una síntesis y expresión de las anteriores, es la generación de una nueva morfología urbana cuyos rasgos más destacados son: la ampliación considerable del suelo urbano ocupado, que ha llevado al proyecto de una segunda ronda de circunvalación; y el nacimiento de dos paisajes urbanos bien diferenciados. El de la periferia suburbana con una tipología edificatoria en la que dominan las construcciones de baja densidad y crecimiento horizontal; y el de la ciudad consolidada con densidad elevada y crecimiento en altura, aunque en ella también se dan algunos fenómenos de gentrificación con una tipología constructiva semejante a la de la periferia.
1.1. UNA NUEVA ARTICULACIÓN TERRITORIAL.
El sistema territorial de la provincia hasta los años ochenta estaba configurado en torno a unos pocos núcleos subprovinciales estructurados de manera poco jerárquica en torno a Ciudad Real y Puertollano, como ciudades mayores, y de algunas agrociudades de la provincia (Alcázar, Manzanares-Valdepeñas). Dependiendo todos del área metropolitana de Madrid con la que estaban conectados por la carretera nacional IV y el ferrocarril Madrid-Badajoz. En los años noventa, la puesta en servicio de la línea de Alta velocidad y de las autovías de Andalucía —en el antiguo corredor de la nacional IV— y de la A-41 y A-43 con paso directo por Ciudad Real capital, han consolidado y reforzado, de una parte, su vinculación a Madrid con la aparición, en doble sentido, de los commuters diarios que tienen un tiempo aceptable de desplazamiento, y de otra, han hecho que el papel de la capital provincial se desmarque del resto de ciudades de la provincia potenciando su papel jerárquico. A ello han contribuido, también, y con un significado importante, la nueva función universitaria, y el incremento y especialización de la función comercial de Ciudad Real.
Muy significativa ha resultado ser la intensificación de relaciones de Ciudad Real con Puertollano y viceversa, a través del AVE y de la A-41, que han acortado y facilitado el tiempo de desplazamiento, sobre todo en lo que se refiere a estudiantes universitarios y a motivos laborales.
Este papel rector de Ciudad Real con respecto a la red de ciudades de su provincia, tanto por su centralidad y accesibilidad como por su significación poblacional y jerárquica. Sin embargo, este papel que desempeña en su territorio provincial no significa que tenga un sistema urbano propio e independiente, ya que está integrado en el sistema de Madrid. Integración articulada en torno a los ejes de comunicación, la hacen una zona integrada en el sistema de Madrid. Las expectativas iniciales que se despertaron de hacer de nuestra ciudad una ciudad dormitorio de la capital del Estado, no se han cumplido, aunque también se puede tener en cuenta que el tiempo transcurrido desde su puesta en funcionamiento tal vez sea insuficiente para que se produzca este tipo de cambio.
Señalamos también que nuestra ciudad se encuentra dentro de las 10 áreas funcionales urbanas (FUAs) que se han detectado en Castilla-La Mancha (Pillet et al., 2010), junto con las que se han detectado en nuestra provincia distinguen también a Puertollano, Alcázar-Tomelloso y Valdepeñas. Además, en nuestra propuesta de área sintética de influencia de Ciudad Real capital en su provincia obtenemos que esta ciudad tiene una influencia sobre 32 municipios, en base a que aparecen, al menos, tres veces en alguna de las áreas estudiadas (área comercial, educativo-cultural, sanitaria, usurarios del AVE y población vinculada total). Estos municipios son: Calzada de Calatrava, Carrión de Calatrava, Ciudad Real, Fernán Caballero, Miguelturra, Picón, Piedrabuena, Poblete, Porzuna, Pozuelo de Calatrava, Torralba de Calatrava, Valenzuela de Calatrava, Alcolea de Calatrava, Aldea del Rey, Ballesteros de Calatrava, Corral de Calatrava, Granátula de Calatrava, Luciana, Villar del Pozo. Abenojar, Almagro, Bolaños de Calatrava, Cabeza-rados, Cañada de Calatrava, Caracuel de Calatrava, El Robledo, Alcoba, Los Cortijos, Daimiel, Fontanarejo, Malagón y Los Pozuelos de Calatrava.
Esta articulación territorial que acaba de gestarse ha de adaptarse, sin embargo, a las nuevas directrices de la Estrategia Territorial Europea que en estos momentos no deja de ser un planteamiento de futuro y solo sobre el papel se ha tomado en consideración. Nos referimos al Plan de Ordenación Territorial (POT) de Castilla-La Mancha en el que se han considerado como prioritarios cinco POTs subregionales, correspondiendo uno de ellos al Corredor Ciudad Real- Puertollano, definido en torno al eje Daimiel-Ciudad Real-Puertollano. La puesta en práctica de estos planteamientos, de llevarse a la práctica, podrán generar una mejora de la articulación territorial sobre la aceptación/corrección de la ya existente.
1.2. UNA NUEVA DINÁMICA DEMOGRÁFICA
La población de Ciudad Real, entre 1980 y 2006, ha aumentado en 19.131 habitantes, prácticamente la misma cantidad que creció entre 1940 y 1980, lo que ha supuesto, en realidad, una aceleración del incremento de los efectivos. Crecimiento que no se ha debido a causas biológicas puesto que el crecimiento vegetativo ha mantenido una tendencia decreciente pasando del 0,8 de la década de los ochenta al 0,4% en 2001-2006, y que, además ha coincidido con los mayores crecimientos reales de la ciudad (2,9%) para este último quinquenio de estudio. Ello nos acredita que la verdadera causa del crecimiento de los efectivos está en el incremento del saldo migratorio que, efectivamente, ha pasado de un 0,6%, entre 1981-1991, a un 2,7% entre 2001-2006.
Este nuevo fenómeno inmigratorio en la ciudad supone un cambio profundo con respecto al modelo migratorio de la etapa anterior, caracterizado por el mayor peso de la emigración frente a la inmigración. Situación que se ha invertido en nuestro periodo de estudio, tanto en la dirección, como en la cantidad y calidad.
Este proceso inmigratorio ha hecho que se duplique la población que reside en nuestra ciudad pero que ha nacido fuera de ella, pasando del 20,2 % en 1981, al 45,2 % en 2006. Siendo la década de 1981 a 1991 en la que se produce el cambio más sustancial en cuanto al origen de la población que vive en Ciudad Real, de forma que, en el primero de los años, los nacidos en la propia capital representan un 79,1% y, al final de la década, solo son el 56,3%. A partir de 1991, más del 40% de la población de nuestra ciudad procede de fuera del municipio. En este incremento juegan un papel muy significativo tanto los nacidos dentro de la provincia (6,6% en 1981 y 22% en 2006), como los de otras provincias (13,4% en 1981 y 18,4% en 2006) y no tanto los nacidos en el extranjero (1 % en 1981 y 5% en 2006), poniendo de manifiesto como la ciudad ha pasado de ser un núcleo poco relacionado con su provincia y con el resto de España, a iniciar una apertura hacia otros ámbitos territoriales y a ejercer más funciones en él.
El perfil de las migraciones interiores de Ciudad Real (las más numerosas) es el de una persona joven, entre los 25 y los 34 años de edad, con buen nivel de formación (64, 7 % tiene estudios de graduado escolar o superior entre los que llegan; y 62,5 % entre los que salen de nuestra ciudad) y un predominio de los varones.
Respecto a la novedosa inmigración exterior a nuestra ciudad, destacamos su fuerte intensidad en el último quinquenio (pasan de 367 inmigrantes en 2001 a 3.472 en 2006) y en su localización en la ciudad se observa una mayor concentración en la parte oriental de la misma, con excepción del espacio comprendido entre la entrada de la carretera de Carrión y la zona Sur de la ciudad. Las principales nacionalidades de la población inmigrante han sido, hasta el 2001, las de origen europeo para dejar paso a las de origen latino-americano, como lo acredita el hecho de que en 2001 las nacionalidades dominantes sean de Colombia, Ecuador y Bolivia. Siendo el número de mujeres que llegan superior al de hombres, sobre todo entre los 16 y los 34 años.
Podemos decir, que pese a este nuevo proceso inmigratorio, la estructura biológica de la población de Ciudad Real ha experimentado un envejecimiento entre 1980 y 2006, que se muestra tanto en el porcentaje de población mayor de 65 años, como en la tasa de dependencia. Así, mientras en 1981 la población menor de 15 años suponía casi el 30 % de la población total, la que estaba en edad laboral suponía el 62,2%, y la población de edades avanzadas era del 10,3%; en el 2006, la participación de estos mismos tramos de edad son del 17,8%, del 68% y del 14,2%, respectivamente. Es decir, en estos 25 años se ha producido un incremento en las cohortes intermedias y extremas de la pirámide poblacional, con una significativa reducción del grupo de edad entre los 0 y 14 años, por lo que es previsible que el índice de dependencia para los próximos años experimente un aumento como consecuencia del engrosamiento actual que tiene la cohorte de población adulta, con edades comprendidas entre los 15 y los 65 años.
En cuanto a la dinámica socio-profesional de Ciudad Real se ha caracterizado por la mayor especialización y diversificación del sector servicios. Así nos lo acredita el claro predominio del sector terciario que, según el censo de 2001, suponía un 85,1%, superando la media regional (80,5%) y que se ha mantenido en el 2006. Es, pues, una ciudad puramente terciarizada, con una especialización ligada a la Administración Pública (19,3%), al comercio (14,4%), servicios educativos (12,2%) y a las actividades relacionadas con la asistencia sanitaria (12,1%).
1.3. UNA NUEVA MORFOLOGÍA URBANA
Uno de los aspectos más destacados de los cambios morfológicos de Ciudad Real ha sido la significativa expansión superficial de la ciudad, con la incorporación de una importante cantidad de suelo rústico, junto con la aparición y desarrollo de una nueva tipología de edificaciones de menor altura y baja densidad, en relación a la trama existente, que ha propiciado el modelo de ciudad que tenemos en la actualidad.
Ciudad Real entre 1978 y 2008 ha multiplicado por 2,4 su espacio ocupado, pasando de4,3 km2 a10,1 km2, según las mediciones realizadas sobrefotografías aéreas, mientras su población lo ha hecho de 48.871 hab en 1978 a 72.208 hab en 2008. Si comparamos ambos ritmos, el del suelo ha crecido un 4,6% cada año, mientras que el de la población lo ha hecho a un 1,6% anual. Fenómeno que ha contribuido a bajar la densidad de habitantes por hectárea, pasando de 110,9 hab./ha a 69,8 hab./ha, entre 1981 y 2008. Estas nuevas dimensiones de la ciudad han contribuido, además, a un crecimiento global del valor de la renta urbana del suelo, pues en 1990 el valor catastral era de 397,3 (miles de €) y en 2008 llega a 1.969 (miles de €), es decir, ha crecido en un 495% (con una media anual del 27,5%).
Los procesos explicativos de este incremento de la superficie antropizada de Ciudad Real han tenido un marcado carácter especulativo, al abrigo del boom inmobiliario y a diversas coyunturas de carácter nacional y local, más que a las necesidades reales de la ciudad. Coyunturas tales como la puesta en marcha y consolidación de grandes equipamientos, con una gran repercusión en el aumento de funciones de la ciudad y de su área de influencia, como: el AVE y la Universidad, con el Rectorado y un nuevo campus universitario que, en los últimos años, sigue aumentando la oferta de sus titulaciones. La legislación urbanística vigente en España (el “todo urbanizable” de la Ley del Suelo de 1998) y la Ley de Ordenación del Territorio y Actividad Urbanística de Castilla-La Mancha que permite desarrollos fuera del planeamiento general, a través de dos tipos de figuras: el Proyecto de Singular Interés (PSI), asumido por la Administración regional (es el caso del desarrollo aislado que se ha producido al norte del casco en el PSI de El Reino de Don Quijote en su fase inicial y del aeropuerto); y de los Programas de Actuación Urbanística (PAU), que son de iniciativa privada y aprobación municipal. Estos Planes de actuación urbana han generado nuevos desarrollos urbanos siguiendo básicamente el modelo de ciudad compacta. Con ellos se ha favorecido el que se haya consumido la totalidad del suelo urbanizable programado y no programado del PGOU de 1997.
El proceso urbanizador o de formación de la trama urbana de la ciudad actual se ha caracterizado por una expansión en forma de “mancha de aceite”, es decir, sigue su crecimiento en coronas más o menos concéntricas al trazado de la Ronda, porque dispone de poco suelo vacante en su espacio urbano consolidado y debe buscar su expansión fuera de él. En este crecimiento, también se ha producido un cambio de alturas en la ciudad, donde podemos distinguir tres tipos de procesos:
1. Construcción de edificios con mayor altura en algunas zonas del centro, tras la demolición de los preexistentes, incrementando con ello la densidad.
2. En la primera periferia se ha producido un fenómeno inverso: En la subzona de intraronda se han construido edificios con 3 o 4 plantas, sustituyendo los de una o dos plantas, mientras que en la subzona de fuera de Ronda se ha ocupado el suelo vacante, que era en donde más cantidad había de este tipo de suelo. Se ha duplicado la superficie urbana construida y su número de habitantes en términos absolutos, pero disminuyendo su densidad.
3. En la segunda periferia, se ha incrementado la superficie y la población por la calificación como suelo urbano de nuevos terrenos. Su ocupación por urbanizaciones con grandes espacios para dotaciones, y proliferación de zonas de viviendas unifamiliares, provoca el aumento de población y de superficie construida y la disminución de la densidad.
Podemos afirmar, en consecuencia, que Ciudad Real durante este tiempo ha cambiado notablemente su fisonomía en lo que respecta a alturas, aumentando el valor medio de la misma y generando extensas zonas edificadas con alturas bajas y medias que han seguido sustituyendo a las de una sola planta (proceso iniciado desde la década de los setenta). Estos procesos nos permiten distinguir entre las zonas de mayor altura (en torno a las cinco plantas), repartidas en la ciudad consolida y en el borde de la segunda periferia, y las de menor altura (no supera las dos plantas), localizadas en el amplio espacio que queda entre ambas zonas elevadas. Resaltamos que este proceso de crecimiento en altura surgido en el borde de la segunda periferia, muy frecuente en las ciudades españolas, en nuestra ciudad aún no ha concluido, y responde a un nuevo planteamiento de desarrollo más sostenible y compacto, siguiendo las directrices de la ETE.
El tipo de tejidos urbanos predominante en Ciudad Real son los de tipo resi-dencial y dotacional (ambos suman el 49,1 % del total del núcleo). Predominio que determina, en gran manera, no sólo el aspecto de la ciudad sino que son expresión de su función eminentemente residencial y administrativa. El tejido residencial representa el 31,7 % en sus tres tipos: de tipo bloque, con 179,4 ha (17,7 %); seguido del de tipo unifamiliar, con 138,3 ha (13, 6%); y, a mucha distancia, del mixto 3,81 ha (0,3 %.). Entre los tipos no residenciales la distribución es: el de tipo dotacional con 176,9 ha (17,4 %) que viene a representar prácticamente la misma cantidad que el conjunto del residencial; el tipo industrial con 76,4 ha (7,5 %); y el de tejido verde con 147,4 ha (14,5 %).
En el proceso constructor destacamos la construcción de la vivienda como ele-mento transformador del espacio urbano de nuestra ciudad. El crecimiento del parque inmobiliario de Ciudad Real capital ha pasado de las 14.807 viviendas censadas en 1981 a 35.825 en 2008.
No obstante, no sólo hemos de tener en cuenta el crecimiento del parque inmobiliario del núcleo, sino la inversión inmobiliaria que se ha generado en su entorno, es decir, en sus municipios colindantes, donde el suelo suele ser mucho más barato, y apto también para la vivienda. En el análisis del incremento porcentual de viviendas en la capital y los municipios próximos destaca que, entre 1991 y 2001, el crecimiento ha sido mayor en los municipios de Miguelturra y Poblete (con un 68,5% y un 44,2%, respectivamente) que en la propia capital (32,9%). Esta situación se mantiene en el caso de Miguelturra y Ciudad Real hasta el 2006, y a partir de ese año comienza un crecimiento más acorde con su realidad, mientras que Poblete mantiene ese crecimiento hasta el 2007, desde esa fecha, cede el puesto de mayor crecimiento a municipios más alejados como Carrión y Torralba, pero muy bien conectados por autovía.
En cuanto a la distribución espacial de la construcción de viviendas en Ciudad Real podemos hablar de una diacronía cuyo punto de inflexión podría ser el año 1998, porque si comparamos la evolución entre la zona del centro y la segunda periferia, observamos como el primero mantiene la primacía hasta esa fecha, y como el segundo la toma a partir de ésta. En una ciudad del tamaño de esta, el centro, es decir, el casco urbano de la ciudad, tiene un peso no sólo simbólico sino también funcional, que le permite tener un gran dinamismo que contribuye a que los habitantes quieran vivir cerca del lugar donde se trabaja o realizan sus compras. Esta situación se ve truncada por la ausencia de espacio libre para construir, lo que, unido a un planteamiento de ciudad difusa imperante en nuestra sociedad, lleva a una expansión y crecimiento de la ciudad localizado en zonas alejadas de ésta. Tal es el caso de la zona que denominamos segunda periferia, que si bien comienza a aparecer en 1992, con su primera zona urbana en la zona de la estación del AVE, el crecimiento en número de viviendas, a partir de 1998, ha sido notablemente superior al que ha experimentado el resto de la ciudad en su conjunto.
El proceso residencial que se ha dado en muchas ciudades españolas consistente en el cambio de residencia desde el centro o casco histórico a la periferia o incluso a otros núcleos cercanos. La causa que lo motiva son los elevados precios en el centro para el tipo de vivienda que ocupan y las malas condiciones de la propia vivienda por su antigüedad. Este proceso también se ha dado en Ciudad Real en relación a Miguelturra o Poblete y motivado, básicamente, por el precio de la vivienda.
Otro aspecto a destacar es la mayor importancia de la construcción de vivienda libre frente a la de protección. Las viviendas de VPO en Ciudad Real tan sólo suponen un 11,9% del total de viviendas construidas (3.685 viviendas) en el periodo. Los años en los que la construcción de VPO ha tenido una mayor participación en la ciudad han sido 1986 con un 42,1% y 2008 con 31,4%. El crecimiento de VPO en 2008 se debe, sobre todo, al descenso espectacular de las viviendas libres iniciadas, situación semejante a la nacional, donde suponen un 31,4%. El problema de la vivienda de protección oficial es encontrar empresas dispuestas a construir.
Respecto a la construcción de unifamiliares en Ciudad Real se observan, cla-ramente, periodos en los que prima este tipo de construcción, que son: 1995-1996 y 1987-2002. El primero se debe no tanto al volumen, sino al porcentaje respecto al total construido, puesto que en esos años de crisis, el número de viviendas totales no fue muy elevado. El segundo periodo, regido por los Planes de Ordenación de 1988 y de 1997, han favorecido este tipo de vivienda de baja densidad. Por otro lado, se observa en los extremos del periodo de estudio, es decir, entre 1980-1986 y 2003-2008, un descenso considerable del número de este tipo de viviendas.
La vivienda desocupada o vacía en Ciudad Real, según los datos censales, parece haberse reducido, ya que ha pasado de un 15% tanto en 1981 como en 1991, a un 12,5% en 2001. Según los datos que facilitan los Censos, el número de viviendas vacías disminuye, frente a un aumento de las viviendas secundarias, en el que la tasa anual de aumento de estas últimas es de un 11,14%, muy superior (más del doble) del ritmo de crecimiento total (5,64%). Es decir, en Ciudad Real entre 1981 y 2001, el tipo de vivienda que más ha aumentado, porcentualmente, ha sido la vivienda secundaria (1.762), aunque en valores absolutos, lógicamente, el valor más alto lo tienen las viviendas principales (7.799). Esta información estadística existente revela una situación anómala al tratarse de una ciudad del interior y no de una costera, en la que el ritmo de viviendas no principales para el conjunto del periodo y para cada uno de los periodos intercensales es superior al ritmo de las viviendas principales (8,38% frente a un 5,78%). Lo que, desde nuestro punto de vista, indica que en esta ciudad existe un fuerte componente de inversión inmobiliaria, que claramente viene propiciado por la universidad y el AVE. La mayor importancia de la vivienda secundaría frente a la vacía, resulta, a primera vista, sorprendente en una ciudad como la nuestra, sin embargo, se puede explicar por el nuevo uso que adquiere la vivienda secundaria como alquiler y no vacía en espera de obtener una revalorización.
Sorprende que el parque inmobiliario de esta ciudad esté constituido, casi en el 50%, por viviendas con 20 años de antigüedad en su construcción (el 22,4% del total entre 1981-1991 y el 23,1% entre 1991-2001), pero más sorprendente es que casi el 30% de las viviendas secundarias y vacías sean de la década de los 90. Lo que nos vuelve a confirmar el carácter especulativo que ha tenido la construcción en nuestra ciudad. Por otro lado, pronosticamos un cambio significativo en los datos del siguiente censo de viviendas en el que se registrará el notable crecimiento de nuevas viviendas entre 2001-2011, puesto que en el periodo 2001-2007 el volumen ha sido de 11.868 según el número de licencias municipales.
Estos hechos han contribuido a una redistribución de la población donde el Centro o núcleo histórico de la ciudad ha perdido peso, por cuanto en 1980 alojaba al 26,5 % y en el 2008 al 18,68 % de la población. Disminución que ha favorecido el crecimiento de la segunda periferia que tenía un 7,7 % y ha pasado a un 25,9 %, mientras que la primera periferia - entendida como las primeras expansiones de la ciudad dentro y fuera de Ronda hasta 1980- sigue albergando el mayor volumen de población de la ciudad, aunque con una reducción (pasa del 65,7% al 55,4 % del total en 2008) en favor de la segunda periferia.
RODRIGUEZ-DOMENECH, Mª A. (2012). Nueva realidad urbana y Territorial de Ciudad Real (1980-2010). Ed. Instituto de Estudios Manchegos (CSIC). Ciudad Real. ISBN: 84-87248-28-3