COMERCIOS Y TIENDAS DE CIUDAD REAL EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX
PLAZA DE CERVANTES Y CALLE DE BERNARDO MULLERAS
De propio intento, en este referir los avatares del antiguo Comercio e Industria de Ciudad Real, en sus calles más principales, relacionados con quienes le sucedieron hasta la actualidad, he querido hermanar una calle que lleva un nombre entrañable para todos los ciudarrealeños, la del médico Bernardo Mulleras, ilustre presidente de la Diputación Provincial en tiempos de la Dictadura de Primo de Rivera y benefactor insigne y anónimo de tantas y tantas familias modestas, con el de la plaza de Cervantes, a la que definitivamente se puso este nombre en homenaje al Príncipe de las Letras y creador del personaje de todos los tiempos en la Literatura universal: Don Quijote de la Mancha. Antes de seguir adelante quisiéramos que de una vez para siempre quedaran delimitados los nombres de las dos plazas contiguas, pues la muy antiquísima del Pilar, hoy centro neurálgico de la capital, se llamó durante cierto tiempo de Cervantes, pero posteriormente, con muy buen criterio a mi juicio, se le devolvió su primitivo nombre del Pilar a la que siempre lo había llevado y se dio el de Cervantes a la que enmarca actualmente a los edificios del Gobierno Civil y la Telefónica hasta el "árbol gordo", en cuyo añoso tronco todos nos apoyamos cuando como ahora no estaba rodeado de un pequeño jardín, ni servía de "soporte" al quiosco de la administración de lotería número 1, que regenta la simpática Pradito Sánchez.
Toda esta zona del antiguo mercado de abastos reseñada gracias a los completísimos datos que facilitó el buen amigo señor Ruiz Lozano. No es cosa, por tanto, de asistir, como no sea para dar algún curiosillo detalle que antes no hubiera quedado referido. La actual calle de Bernardo Mulleras, titulada así en merecido de que fuera médico decano de la Beneficencia Municipal muchos años, sustituyó a la llamada Nueva, cuyo principio partía de la calle del General Aguilera, siendo un auténtico callejón sucio y maloliente, hasta que el Ayuntamiento, en la década de los sesenta, tras laboriosas y pacientes gestiones, logró su ensanche, que años después se vio incrementado al derribarse el viejo edificio comercial de "Las Once Puertas", en cuyo solar se construyó un moderno edificio, que tiene en la planta baja las oficinas centrales de la Caja de Ahorros de Ronda. Parece lógico que en la acera de los nones, concretamente en la espalda de los antiguos "Almacenes Virgen del Prado", se aproveche cuanto antes esa amplia fachada para ubicar un moderno establecimiento que contribuya al ornato de esta importante vía, en situación del que se derribó en su día y que tenía en los bajos la droguería "El Centro".
Pasando al detalle de esta calle de Bernardo Mulleras, que ,, antes de llegar a su cruce con la avenida de Alfonso el Sabio tiene el edificio del Gobierno Civil, que fuera inaugurado en enero del año 1957, siendo gobernador don José Utrera Molina. Como se sabe el Gobierno Civil, que estuvo siempre en la calle de Caballeros, en un inmueble con fachadas también el pasaje del Casino o de Pérez Molina y a la calle del Prado, pasó durante varios años a la Diputación Provincial como consecuencia del incendio que ocasionó la destrucción del edificio de la calle de Caballeros, donde se ubicaba también la Comisoria de Policía.
Pasada la calle, sobre el solar del antiguo Cinema Proyecciones se levantó una de las dos "torres" de Ciudad Real, en cuyas dos plantas nobles quedaron instalados las oficinas, despachos y ejecutivos y salón de actos de la Caja Rural Provincial y de la Cooperativa Provincial del Campo, con fachada a las dos calles, empleándose materiales de primera calidad. Le sigue otro moderno edificio, que hace esquina a la calle de Juan 11, en cuya planta baja se instaló provisionalmente la sucursal del Banco Central, durante el tiempo que duró la demolición del bonito palacete de Barrenengoa o de doña Mariana, que de las dos formas se conocía, y la edificación del moderno inmueble del Banco Vitalicio de España, que resultó muy laboriosa por cierto en su cimentación, por el gran caudal de agua que afloraba del subsuelo. Al trasladarse el Banco Central a la planta baja del moderno edificio, del Pilar, se instaló en el local que dejaba, la oficina central de la que fue Cervecera Manchega, fabricante de la exquisita cerveza Calatrava, y que posteriormente se unificó con la empresa de cervezas "El Alcázar", de Jaén, y posteriormente Cruz Campo de Sevilla, y cuya factoría está enclavada como es notorio en la carretera de Toledo.
Volvemos atrás para pasar a la acera de los nones, donde la primera casa que nos encontramos es la que construyera el prestigioso médico don Eduardo Rodríguez Arévalo, muy estimado y popular, que ha sido decano de la Beneficencia Municipal hasta su relativamente reciente jubilación.
En la planta baja se instaló una moderna y siempre animada cafetería, "Los Molinos", de la que fue primer propietario José María Ruiz Begara y que posteriormente ha pasado por dos traspasos. En este lugar -ya han pasado años de esto- estuvo instalado el herradero de don Tomás Bermejo y también queremos recordar que hubo un garaje. Después se estableció una taberna-bar por Asensio, que años más tarde fue traspasada a Alejandro Serrano Matas, luego retirado a su Miguelturra natal de todas sus actividades comerciales y de representaciones. El establecimiento tenía por nombre "El Mesón", su estilo era típicamente manchego y en él concurrían unas peñas muy populares. El "plato" fuerte era el coñac "Caballero", ya que el dueño del bar era representante de esta marca de bebida. No faltaba alguna buena partida de tute, en la que no se jugaba dinero, sólo líquido consumido -que no solía ser poco- por los actuantes y algún buen amigo mirón, y hasta se admitía alguna "trampa" inocente. Precisamente en esta época a que nos estamos refiriendo, fue cuando se realizó la construcción del nuevo edificio del Gobierno Civil, que llevaron a cabo conjuntamente los contratistas de obras Paco León, Cleto Vera y Pepe Selas.
En relación con "El Mesón" referimos una que puede considerarse como curiosa anécdota: En el año 1955 se celebró el VII centenario de la fundación de Ciudad Real, concretamente el día 20 de febrero, y sobre esos días, poco antes o después, que exactamente no recordamos, "ABC" de Madrid publicó en su primera página un fotografía casi aérea, puesto que estaba tomada desde la torre de la catedral, y en la que casi en primer término aparecía una magnífica vista del citado establecimiento, que no tenía delante ningún edificio de altura para que lo evitase. Posteriormente, su propietario cerró la taberna-bar y al construirse el actual inmueble abrió una zapatería, que también denominaba por su antigua profesión de viajante de una conocida fábrica de la ciudad albacetense de Almansa.
Y del número 3 de la plaza de Cervantes pasamos al número 4, en el que estuvo una taberna llamada "El Pasaje", por la proximidad a lo que en realidad era un callejón, que estableciera en principio el popular Asensio y que luego dibió ser traspasada al "chato" López, de Miguelturra, donde había sabrosos aperitivos que atraían mucha clientela, con conocidas peñas vinícolas. Mas adelante estuvo bastante tiempo el Despacho Central de RENFE, con mucho movimiento de mercancías, pues aún no habían proliferado las agencias de transporte por carretera como sucede ahora. Tras la construcción del nuevo edificio, en la actualidad uno de los bajos lo ocupa el establecimiento de Alba-Oliver, que estuvieron antes en la calle de los Reyes, concesionarios para Ciudad Real de las máquinas de escribir "Olympia" y otras de sumar y calcular de acreditadas marcas, siendo especialistas en reparaciones. Seguía a continuación el moderno establecimiento de modas "Capri", muy surtido en cuanto a tejidos, géneros de punto y otros artículos textiles, que denotaban el buen gusto del propietario. En otra planta se hallan las oficinas de "Unión Assurance de Seguros", bajo la dirección de los hermanos Pedrada, así como la Agencia Cid. Posteriormente, en el bajo se instaló la cervecería "San Remo", que goza de gran clientela.
En el edificio que sigue a continuación y antes de construirse el actual, se hallaba el talle de la importante casa comercial dedicada a muebles "Vda. de Marino Fernández Bravo", así como el almacén y en los años setenta se instaló la razón social "Marino Muebles", sucesor de la anterior, de la que es propietario don Antonio Fernández-Bravo. En el antiguo número 6 estuvo la cafetería-bar "Las Vegas", establecimiento muy concurrido y acreditado y con barra selecta y animada. En uno de los pisos está la "Caja Hispana de Previsión", muy conocida en el ramo de seguros, desde que comenzara sus actividades en su antiguo local de la calle de Postas. Y ya se llega al gran edificio construido por el Banco Vitalicio de España, en cuya planta baja se halla la sucursal del Banco Central, con entrada principal por la plaza del Pilar. Además de las oficinas del Vitalicio, están también las de la Correduría de Comercio, así como las de otras oficinas comerciales, entre ellas la Agencia Inmobiliaria de Julián Alcázar Alonso, conocido ganadero de reses bravas.
Antes de saltar al lado opuesto, dediquemos un breve recuerdo al centro de la plaza de Cervantes, cuando su fisonomía era muy distinta a la actual, pues en ella tenia su comienzo la llamada cava, que en realidad era un sumidero rudimentario para aguas de lluvia, que seguía por el Pilar y calle del Tinte y que, en los días de fuertes lluvias, no es que fuera una presa de Assuan en pequeño, pero si provocaba grandes inundaciones en dicha zona -la más baja de la capital-, donde por afluir el agua de importantes calles, se elevaba el nivel en bastantes centímetros. Realizado ya el alcantarillado en el año 32, y suprimida por tanto la antigua cava, aún se produjeron inundaciones con más frecuencia de la que fuera de desear en cuanto el temporal de lluvia persistía con fuerza por cierto tiempo. La realidad es que en la actualidad, entre la ampliación del nuevo alcantarillado y la disminución de las lluvias ya no se registran las inundaciones que conocimos de jóvenes.
En la esquina de Cervantes y Bernardo Mulleras se construyó a últimos de los años 50, el edificio de la Compañía Telefónica Nacional de España, que pronto se quedó chico a causa del gran aumento de abonos y de la modernización y automatización de las instalaciones, lo que obligó a construir otra Central en el Polígono de la antigua Granja Agrícola, sin perjuicio de aumentar una planta en el edificio que comentamos. La Telefónica se construyó sobre parte de un antiguo solar de la familia Ayala, en el que si no recordamos mal estuvo en tiempos -bastante tiempo ya- el herradero del veterinario don Enrique Arche. Si continuamos hasta el final de Bernardo Mulleras, se han construido modernas edificaciones, en cuyos bajos están la sucursal del Banco de Crédito Comercial la librería "Manantial", muy surtida y con buenos libros, y modas Use, acreditado establecimiento de alta costura, cuya propietaria es la señorita Use Coello Villareal.
Siguiendo con la Plaza de Cervantes, continuación de la Telefónica, estuvo instalado, a raíz de la explosión e incendio ocurrido en la calle del General Aguilera, donde hasta hace poco estuvo la Librería Lérida, el establecimiento de don Carlos Prado Grass, abigarrado de artículos, donde podía adquirirse casi todo, pues aunque suponemos que estaría matriculado como ultramarinos, se podía ver colgado del escaparate, con bastante polvo por cierto, un impermeable de hule para gentes del campo, unas botas de agua, una caña de pescar, porrones, loza, etc., sin que faltasen los cartuchos de caza, prueba de no haber escarmentado del grave suceso que le afectó familiarmente en los años 20, con sus bigotes entrecanos, su gabardina sobre los hombros hasta casi el verano, paseando su viudez, sobrevenida en la tragedia a que antes nos hemos referido. Fue de los últimos comerciantes del ramo de Ciudad Real que vestía en la tienda su clásico guardapolvos y casi siempre se hallaba solo en el mostrador esperando a los clientes.
A este bien surtido establecimiento le sucedió una tienda de comestibles, que si no recordamos mal era propiedad del señor Rojas, oriundo de Valverde o Alcolea. También y durante bastante tiempo estuvieron las llamadas "jamoneras", por las características de su industria. Pasada la puerta principal de esta casa hubo bastante tiempo una tasca, en la que eran famosas sus tapas, con artículos llegados desde Pozuelo de Calatrava, con precios a tono con la época, lo que justificaba la mucha clientela. Sobre el solar resultante del derribo de la vieja casona, se levantó el actual edificio, domicilio y consulta del doctor Lorenzo Sánchez de León, hasta su relativamente reciente jubilación, y en sus locales comerciales se instalaron las Galerías Palacio, establecimiento de tejidos y confecciones, que luego se trasladó a la calle General Aguilera, y en la actualidad está la sucursal del Banco Comercial Español. En la casa siguiente se hallaba el establecimiento de la marca "Otsein", de electrodomésticos, propiedad de don Lino Desdentado Parrilla.
Ya hacia la esquina, en otra casa particular, estuvo muchos años la peluquería de señoras Escolástica, después anexiona-da a los Almacenes Mariano de los Reyes, al construirse el moderno edificio con vuelta a la avenida de Alarcos.
Para terminar con la plaza de Cervantes queremos referirnos a unas efemérides: Era el año 1947, durante el que se proyectó conmemorar con gran solemnidad, el IV centenario de Miguel de Cervantes, bajo el patrocinio del entonces gobernador civil don Jacobo Roldán Losada. En el programa de actos figuraba una serie de conferencias a cargo de personalidades de las Letras, incluso con rango internacional, ciclo al que puso brillante broche, en el mes de septiembre, concretamente el 29, el ilustre escritor José Maria Pemán.
Por su parte la Diputación, que presidía don Evaristo Martin Freire, abrió un concurso para la erección de un monumento dedicado al Príncipe de los Ingenios, que perpetuase las efemérides conmemorativas. Se presentaron dos proyectos de bastante valor artístico, especialmente uno de ellos, cuyo monumento seria colocado en una de las dos plazas. El presupuesto para la erección del mismo alcanzaba las ochocientas mil pesetas. El propósito no llegó a realidad y se supone que las maquetas se hallarán en cualquiera de las dependencias de la Diputación, en espera de mejor suerte cuando se conmemore el V centenario de la venida al mundo del autor del "Quijote".