Calle de la Cruz

COMERCIOS Y TIENDAS DE CIUDAD REAL EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XX

CALLE DE LA CRUZ

Es esta de la calle de la Cruz, no muy larga, una de la más concurridas de la capital, porque es otro de los principales accesos hacia la Plaza Mayor, procedente de unos barrios cada vez más poblados en la actualidad y por si fuera poco una de las entradas hacia el centro desde el polígono educacional y deportivo levantado, con pleno acierto, en los terrenos de la antigua Granja Agrícola, cosa que si no se hace constar podría olvidarse por las generaciones ciudarrealeñas.

En el número 2 de esta céntrica calle se halla instalada la Librería y Papelería de Ruiz Morote, a la que ya se hace referencia en el capítulo correspondiente a la calle María Cristina. A continuación una tienda de Luis Carrero y de su abuela Francisca Roncero, que anteriormente fue de Manuel Novés, que llegó a ser alcalde en los años treinta. Era una cordelería junto con otros artículos y en la actualidad escaparate de calzado y alpargatería.

El número 4 estuvo ocupado bastantes años por el almacén de coloniales de don José Navarro Carrillo y era corriente ver descargando carros de artículos cuando se utilizaba esta clase de transporte para bajar mercancías desde la estación del ferrocarril. Anteriormente estuvo la confitería de Gutiérrez, daimieleño y que por tanto elaboraba buenos porrazos y merengues. En fechas anteriores aún, esta casa fue vivienda del señor Ríos. En la actualidad el establecimiento está dedicado a la venta de balanzas y otros artículos análogos.

En el número 6 hay un inmueble recientemente construido, en el que ya se señala la alineación que ha de tener la calle en ese lado. La calle -que ya estuviera cortada al tráfico rodado a últimos de la década de los sesenta y principios de los setenta-, es ahora peatonal a todos los efectos por el Ayuntamiento, con elegante pavimentación y buen alumbrado. Pues bien, este número 6 estuvo siempre dedicado a salón fotográfico. El primero que se recuerda fue don Manuel Cortés Gómez, que llegó a ser fotógrafo de cámara del Rey Alfonso XII, durante algún tiempo, también fue estudio del pintor de fama mundial Benjamín Palencia, que residió en Ciudad Real allá por los años veinte.

En fechas posteriores tuvieron en esta antigua casa, su estudio fotográfico Novillo y Gregorio Muñoz, a quien se le llamaba cariñosamente "Campua", por la maestría con que manejaba el objetivo, en aquellos tiempos de magnesio y placas. Más tarde, el edificio siguió la tradición del arte de la fotografía, con el estudio de Luis Morales, que hiciera sus primeras armas con el blanco y negro en la calle de Toledo.

Don José María Cortés tuvo en esta misma casa su despacho profesional y el de la compañía de seguros "Occidente" y en el bajo la peluquería Lola, así como la panaderia de Fernando Carrero. En un época, alrededor de los años treinta, el pintor Vicente Rubio, instaló allí su estudio, en el piso superior, que tenía magníficas luces, por la mayor altura sobre las edificaciones colindantes. Hoy, en el nuevo edificio, ocupan los bajos dos conocidos establecimientos: uno de calzado y otro de confección, "Los Amigos Modas".

En el número 8 estuvo muchísimos años, dando a esa zona de la calle el olor característico, la vaquería de Mariano Lavin, de la que fue continuador José Cieza y su esposa, conocida por Paca la lechera, hasta que se prohibió la estabulación de ganado en el interior de las poblaciones. En los bajos comerciales estuvieron las zapaterías de Bernardo Pozo y la del señor Serrano, que más tarde se trasladó a la calle de Maria Cristina. Y en el principal, la Casa del Estudiante, de emotivos recuerdos por ser la sede social de la Federación de Estudiantes Católicos, en el año 1931. Sobre el 35 ocupó dicho piso el Circulo político TYRE, anagrama que acogía a dos partidos de la derecha, la Comunión Tradicionalista y Renovación Española. En la actualidad hay una bollería, la lavandería y tintorería Juan Pablo y la mercería Loli. En esos mismos locales estuvieron la sastrería de Caparrós, la Casa de Mobba, que se trasladó al número 4 recientemente, especializada en balanzas y otros artículos de precisión y con anterioridad ocuparon parte de los bajos la cervecería Maquea y la taberna del popular Antonio Molina "Molinillo".

Hace bastantes años -según informaciones que merecen garantía- existió en dicha casa un cuarto de tipo particular, del que eran asiduos, entre otros, Adelaido Rodriguez, el guarnicionero; Pocho, el maestro de pala de la panadería de Avala; Ricardo Sabater, de igual profesión y gran aficionado taurino, prácticamente incluso, en algunas ocasiones, de la tauromaquia y asesor de la plaza de todos de Ciudad Real durante buen número de años, y el gran simpático José Hierro, retirado de la Guardia Civil y después cobrador del Banco Español de Crédito y al jubilarse de este destino, pasó a la "Unión y el Fénix", prueba de su infatigable afán de trabajo.

Pues bien, estos y otros amigos, pasaban sus ratos de ocio disputando partidas de truque y contribuyendo a paliar los excedentes de vino de la tierra, no permitiendo otro consumo de bebidas. Pagaban de cuota mensual 4'50 pesetas, para atención del local y luz solamente, pues es lógico que no tenían teléfono y otros adelantos modernos.

En el siguiente inmueble, construido para casa palacio del que fuera alcalde de Ciudad Real en los años 20, don Juan Medrano Rosales, adquirido después por el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento don Jacobo Roldán Losada, a últimos de la década de los años cuarenta, para Jefatura de FET de las JONS, y en la actualidad Rectorado de la Universidad de Castilla-La Mancha, estuvo instalado hasta el año 1914 un establecimiento llamado "El Arca de Noé", propiedad del padre de los hermanos Mur Escolá, en el que como el nombre indica había de todo, con variedad de artículos de regalo.

Ya en la acera de los impares, el número I ha tenido mucha variación de comercios e industrias. Entre otros la taberna de Evaristo, trasladada después a la Plaza con "La Criolla"; la taberna del "Chato" y del "Chano", los dos oriundos del anejo de las Casas. Igualmente el primer establecimiento que instalaron en Ciudad Real los hermanos De los Reyes, hace más de cincuenta años, dedicado a tejidos y mercería, con un mostrador de mucho fondo. Estuvo también en el mismo edificio la churrería de Dolores, la taberna de Astilleros que por 10 céntimos daba un bocadillo de sardina; la pescadería de Polo, al frente de la cual se hallaba su mujer, Ramona, muy simpática en el trato con los clientes y que tenia pescados de muy buena calidad; el bar Usero, donde se comía en plan de restaurante económico, pero muy bien condimentado. Estaban también allí una tienda de confecciones de niños de Teresa Pastor, recientemente reformada, la relojería de Angel y la joyería Gesemar, ambas trasladadas a los portales de la Plaza. Posteriormente se establecieron en los bajos de esta casa, la relojería "El Portal", de Angel Garrido, la tienda de T.V. y electrodomésticos de Esteban de Gracia y una oficina de viajes. Consignemos que al traspasar Mendoza a Corral, Buitrago y Vega la imprenta de la calle Calatrava número 10, en la segunda década del siglo se llevó al principal de Cruz, 1 la Redacción del periódico "La Tribuna".

En el número 3, donde en la actualidad existe un establecimiento de electrodomésticos, antes delegación de "Cibutano", estuvieron en épocas anteriores la relojería de don Antonio Tomás, una taberna-bar también restaurante económico, la taberna-bar de Esteban y la segunda "fase" de la farmacia de Poblador, así como zapatería y artículos de regalo de don José Pérez Ayala.

Ya en el número 5 y por los últimos años del siglo pasado y primeros del actual estuvo abierto el establecimiento de pañería y tejidos de don Francisco Serra, al frente del cual envió a don Ramón Goberna Marí, los dos procedentes de la villa albaceteña de la Roda. Después el señor Goberna se iraslado a la calle de Calatrava número 6. Más tarde, quizá al producirse el traslado anterior, se estableció en este local la farmacia de Obón, la que sucedió don Gregorio Poblador. También en parte de los bajos estuvo la droguería y artículos de fotogragia -ya sonaba la Kodac- de la familia Castro, que tenía un pequeño aparato con vistas fijas de distintos paisajes, que era la ilusión de los niños. En el principal de la casa tenía su vivienda y bufete de abogado don Cirilo del Río, que fuera ministro, en tiempos de la República, en dos ocasiones. Posteriormente, don José Cruz Oliver Paniagua, llegado a Ciudad Real desde la villa toledana de Villafranca de los Caballeros, construyó el actual inmueble, trasladado a los bajos el establecimiento de Almacenes "El Barato" de la calle de Toledo. Dividido el local, en uno de los dos resultados se ha instalado una moderna tienda de tejidos.

Pasando a la casa siguiente, el 7, fue durante muchos años la posada de la Cruz, por el nombre de la calle, que tenia una gran entrada más angosta y ensanchada luego en un gran patio. En la actualidad y tras eficiente reforma, se han instalado hace bastantes años los Almacenes Magón, del ramo de tejidos al por mayor.

La vivienda del inmueble siguiente fue propiedad y domicilio de don Maximiliano de Regil Alonso, catedrático muchos años de Geografía e Historia en el Instituto de Ciudad Real y por cierto, según un documentado estudio publicado en el diario "Lanza" el 14 de agosto de 1969 por el también catedrático don Carlos López Bustos, fue dicho señor de Regil, el que, como secretario del Instituto, hizo la inscripción de matricula del alumno Gabriel Miró el día 30 de septiembre de 1893. En el domicilio no tenia nada más que su vivienda y un pequeño museo con piezas históricas y arqueológicas.

En los bajos comerciales de la casa el primero que se estableció fue el guarnicionero Adelaido Menor, al que le tedio dos habitaciones en alquiler por el precio de cinco reales cada una, al mes. También estuvieron más tarde, en dicho inmueble la "Fonda Francesa", de Tomás Carrión, durante bastantes años, ocupando todo el piso alto; la alpargatería, estería y cordelería de Garrido y el bar Maside, que después lo trasladara al "Chato", muy popular en el gremio. Más tarde se establecieron Fernando Carrero, con despacho de pan y bollería, el taller de la sastrería Caparrós, situada enfrente como ya hemos dicho, la peluquería de Manuel Ramirez y la Casa Lover, de electrodomésticos y cristalería, de Lorenzo Vera.

En el final de la calle, casi esquina, estaba en los años 20 la barbería de "Tobalico", con su hermano de ayudante, "Tobalico" alternaba la navaja, brocha y maquinilla de pelar - aún no se había inventado el corte a navaja-, con unas magnificas tenazas, con las que sacaba alguna muela que otra a los más desamparados del dolor, y por toda anestesia utilizaba el "aguantoformo". Posteriormente se instaló en ese local el moderno establecimiento "Discofer", propiedad de Vicente Fernández, quien recientemente adquiriera estos dos últimos inmuebles de la Cruz con vuelta a Paloma, para levantar un nuevo edificio, en cuyos bajos se han instalado, además de "Discofer", que ha ampliado notablemente sus secciones musicales, una surtida florería "Santa Elena", establecimiento de moda infantil "Los Pitufos" y una relojería.

Como complemento final en el número 4 estuvo la farmacia del licenciado don Félix Rios, hasta su traslado a la calle Dorada, 2, hoy Ruiz Morote. En el número 9 estuvo la fontanería de Trujillo, que posteriormente se trasladara a la calle Alfonso X el Sabio, más conocida por Ciruela, que es como ahora se llama realmente. Y también en el número 8 estuvo bastante tiempo la oficina de la Delegación Nacional de Ciegos, que posteriormente se trasladó a la calle del Cardenal Monescillo.