Alonso de Estrada, Ciudad Real, c. 1475 – ¿México?, 16-02-1530. Tesorero general de Nueva España, gobernador y capitán general de Nueva España.
Su filiación es incierta, pero fue siempre tenido por hijo natural del rey Fernando el Católico, habido con una doncella de Ciudad Real en un viaje hacia Andalucía; hecho del que él mismo se jactaba, según Bernal Díaz del Castillo, y que sus descendientes aportaron en sus expedientes de nobleza. También López de Gómara dijo de él que “presumía de hijo de rey”.
Se conocen algunos datos iniciales de su biografía gracias a una solicitud de ayuda que escribió su viuda, en la que recuerda sus servicios: “siempre sirvio al rey católico, y después a Su Majestad en Flandes, de donde le enbió a Málaga con cargo de almyrante, de donde le mandó yr a la ysla de Secilia, donde estuvo en cosas de su rreal servicio mas de tres años, y venydo de allí, le sirvió en las comunidades, en cosas muy importantes, las quales acabadas, le proveyo por Corregidor de Cáceres, la qual tierra tuvo muy pacifica...”.
Su hija Francisca, en una solicitud de pensión que realizó en 1584, nos permite conocer algún detalle adicional. Estuvo proveído por gobernador de Santa Marta (en la actual Colombia), pero los “Gobernadores destos Reinos en tiempo de las comunidades le hizieron quedar por usar de su fidelidad ... y le proveyeron por corregidor de Caceres, donde le tuvieron cercado los comuneros, hasta que con socorro que se le envio lo allano”.
En 1523, fue destinado a Nueva España, tras el nombramiento de Hernán Cortés como gobernador y capitán general, con el cargo de tesorero general, junto con Rodrigo de Albornoz (contador), Gonzalo de Salazar (factor), y Pedro Almíndez (también llamado Armíldez) Chirino (veedor). Llevaban instrucciones para la organización económica del nuevo territorio incorporado a la Corona, para su pacificación y para el tratamiento de sus naturales. Estrada se ocupó de la organización del sistema tributario y del Tribunal de Cuentas. En 1524, Cortés envió a Cristóbal de Olid a conquistar Honduras, pero habiendo conocido su sublevación decidió partir él mismo (expedición de las Hibueras) en su busca, dejando el Gobierno a una Junta integrada por Alonso de Estrada, Rodrigo de Albornoz y Alonso de Zuazo. Los preteridos Salazar y Chirino, que acompañaron a Cortés, intrigaron cerca de éste para conseguir su nombramiento como co-gobernadores, y acabaron apresando a Estrada y a Albornoz. Salazar y Chirino, ahora enemigos de Cortés, se hicieron jurar como gobernadores por el cabildo y asaltaron las casas de Cortés, propagando la especie de que había fallecido. En 1526 Cortés reaparece en la capital y nombra gobernadores a Estrada y a Albornoz, quienes toman preso a Salazar.
Sigue la brevísima gobernación de 20 días de Luis Ponce de León, seguida de la gobernación de Marcos de Aguilar. Estrada escribe al Rey en 1526 informando que Cortés “se a desistido de la capitania general”. En 1527, al morir Aguilar, Estrada fue reconocido por el cabildo como co-gobernador junto con Gonzalo de Sandoval, y después lo fue, en virtud de Real Orden, como único gobernador y capitán general, cargo que ostentaría hasta la constitución de la primera Audiencia en diciembre de 1528. Estrada fue probablemente injusto con Cortés, y no sólo no le reconoció la categoría debida, sino que le desterró de México capital, por lo que hubo de desplazarse a Coyoacán. Cortés viajó a España en 1528 a defender sus derechos ante Carlos V.
Estrada envió expediciones de conquista a varios territorios de Nueva España como Chiapas (donde pobló un lugar que se llamó inicialmente Villa Real o Ciudad Real, en memoria de su ciudad natal, hoy San Cristóbal de las Casas) y otros que ocupaban los mixtecas, huastecos, zapotecas y chontales. Siguiendo a su hija Francisca, de la expedición que envió a Zapotecas resultó la fundación de dos villas, llamadas Espíritu Santo y San Luis. Durante su mandato se fundó la villa de San Ildefonso (Oaxaca) y se pobló Veracruz.
Aunque tuvo varias encomiendas en Nueva España, según su hija Francisca “gasto casi toda su hazienda, dando della casi todo lo necessario a los capitanes y pobladores... haviendo servido notablemente en lo sobredicho, ansi en el gobierno como en la administración de la hazienda real. Murio muy pobre”. Díaz del Castillo resume elogiosamente: “en el tiempo que gobernó hacía justicia y tenia mucha voluntad y buen celo de cumplir lo que su majestad mandaba”.
Había casado en España con Marina Gutiérrez Flores de la Caballería, nacida en Ciudad Real, perteneciente a familia de posible origen converso, muy introducida en la Corte aragonesa, hermana de fray Pedro Gutiérrez Flores, comisario del Santo Oficio. Marina pasaría luego a Indias con sus hijas para reunirse con su marido, y allí casarían. Sus hijos varones fueron: Juan, dominico del Santo Oficio, y Luis Alfonso, regidor perpetuo de Ciudad Real. Sus hijas fueron: Luisa, que casó con el capitán Jorge de Alvarado, conquistador de México, hermano del célebre adelantado de Guatemala Pedro de Alvarado; Marina, que casó con Luis de Saavedra y Guzmán, hijo de los condes del Castellar; Ana, que casó con el cordobés Juan Alfonso de Sousa, que sería después tesorero general de Nueva España, hijo que era de Lope Alfonso de Sousa, gobernador que fue de Canarias; Francisca, que casó con Alonso Dávalos Saavedra, conquistador de México; y Beatriz, a la que llamaron la Santa (por su vida piadosa y por encontrarse su cuerpo incorrupto ocho años después de su muerte), que casó con Francisco Vázquez Coronado, primer gobernador y capitán general de Nueva Galicia, conquistador de Nuevo México, jefe de la “Expedición Coronado” para intentar descubrir las legendarias riquezas de las “siete ciudades de Cíbola”, expedición en la que se descubrió el Cañón del Colorado. Curiosamente, se crearía un grupo social de descendientes de descubridores y conquistadores, residentes en Nueva España, y así, un nieto de Beatriz de Estrada y de Francisco Vázquez Coronado, Francisco Pacheco de Córdoba y Bocanegra, I marqués de Villamayor de las Ibernias, casaría con Juana Colón de la Cueva y Toledo, nieta del conquistador Tristán de Luna y Arellano, capitán general de La Florida, tataranieta de Cristóbal Colón y pretensa duquesa de Veragua; descendiendo de esta línea los marqueses de Bélgida y de Mondéjar y, a través de éstos, los condes de Bornos y del Campo de Alange.
Fundó el primer convento de dominicos de México, en cuya capilla mayor fue sepultado. Murió a principios de 1530, y existen varios documentos en el Archivo de Indias, fechados este año, en los que aparece Marina Gutiérrez como viuda del tesorero Alonso de Estrada. En 1531 ésta escribe al Rey solicitando el cargo de tesorero para el hijo que vivía en España, y rogando acaben pronto en “thomar las quentas al dicho mi marido” y que, si hubiera alcance en contra, se le conceda plazo de dos o tres años para pagar, porque “yo quedé sola e cargada de fixas por casar”. Al año siguiente una Real Cédula ordena el pago a los herederos, pero después se suspende el pago por haber resultado alcance en las cuentas del tesorero.
Como dijo ella misma años más tarde, “quedó en gran necesidad” y por ello “pide ser remunerada ella y sus hijos, por lo que sirvió su marido”. Hasta 1572 no llegaría el finiquito de las cuentas con los herederos.
Autor: Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca