Diego de Mora, Ciudad Real, ? – Lima (Perú), 04-08-1554. Conquistador, vecino y encomendero de Trujillo de Perú.
Fue hijo de Antonio de Mora y de Florencia de Escobar.
Siendo aún joven marchó a las Indias occidentales, donde hizo sus primeras experiencias en la conquista de Nicaragua. Fue alcalde ordinario en Granada, fundación de españoles en esa tierra, y de ahí pasó a Panamá.
En 1532, tardíamente, llegó a Cajamarca entre la hueste reclutada por Diego de Almagro para reforzar el ejército conducido por Pizarro; se unió allí a los conquistadores que abogaban a favor de Atahualpa, y contra los artificiosos fundamentos de cuantos pedían su muerte, porque advertían que al Inca no se le podía imputar el incumplimiento de unas leyes que desconocía.
Con el propio Almagro pasó a Quito, para oponerse a la expedición que en pos del oro del Perú encabezó Pedro de Alvarado; y pactado entre ambos un avenimiento (26 de agosto de 1534), fue comisionado para tomar posesión de la escuadra que había conducido a “los de Guatemala”.
Concurrió luego a la fundación oficial de Trujillo del Perú, el 5 de marzo de 1535. Asumió el cargo de teniente gobernador en la nueva jurisdicción, y en atención a sus servicios se le otorgaron las encomiendas de Chimo, Chicama y Huanchaco. En Chicama cedió terreno para la erección de un Convento de la Orden de Santo Domingo, y para las chacras destinadas a su sostenimiento; introdujo el cultivo de la caña —a base de un cargamento adquirido en México— e implantó la fabricación de azúcar; e inclusive fungió como tesorero de la caja real. Tras el asesinato de Pizarro (26 de junio de 1541), fue destituido de sus funciones públicas por Diego de Almagro el Mozo.
El licenciado Vaca de Castro lo repuso en el cargo de teniente gobernador cuando emprendió la campaña pacificadora que terminó en la batalla de Chupas (16 de septiembre de 1542). Posteriormente se disgustó con el virrey Blasco Núñez Vela, por exigirle insólitas contribuciones por las encomiendas que poseía, y se animó a secundar la rebelión de Gonzalo Pizarro. Pero abandonó este partido para plegarse a la autoridad que, en nombre del Rey, enarbolaba Pedro de la Gasca, y proporcionó víveres a la maltrecha escuadra con que venía desde Panamá. Concurrió a la decisiva batalla de Jaquijahuana, el 9 de abril de 1548, tras lo cual fue comisionado para recolectar en las provincias aledañas los tributos y quintos que correspondían a la Corona.
En el reparto de Guaynarima (17 de agosto de 1548) le tocó la ratificación de sus encomiendas y una pensión de 1.600 pesos. De vuelta en Trujillo, fue nombrado corregidor y justicia mayor, el 6 de enero de 1549. La preeminencia que ostentaba en la temprana sociedad colonial hizo que fuera nombrado sucesivamente regidor del Cabildo municipal, mayordomo del hospital de la ciudad y alcalde de Trujillo, el 12 de septiembre de 1553. Con poderes otorgados por el ayuntamiento, pasó a Lima para gestionar ante la Real Audiencia una autorización que le permitiera emplear a los indios en tareas de construcción y labranza, a cambio de un pago en dinero. A la vez, solicitó del Cabildo de Lima (16 de junio de 1554) la concesión de un solar en el puerto, para disponer un depósito donde guardar el azúcar y otras mercancías que enviaba desde Trujillo.
Llegó a obtener una provisión de la Real Audiencia, del 13 de julio de 1554, que lo investía como corregidor y justicia mayor de Lima. El capitán Diego de Mora, rico y poderoso, murió, sin embargo, unas cuantas semanas después. Fue casado con Ana de Valverde Pizarro, hija de una distinguida familia en Trujillo de Extremadura, y dejó numerosa descendencia.
Autor: Teodoro Hampe Martínez